jueves, 4 de julio de 2019

"Aunque tus besos fueron religión, era un teatro, sólo una ilusión."




La inhibición del deseo era la cadena perpetua en la noche en que decidiste no quedarte.
Me arrepentí al tercer día y lo único que resucitó fue una manada de cuervos.
Te agradezco el trago de resurgir de entre tus cenizas como si ya no quedase nadie.
Me hiciste una lista de deseos que no llegar a cumplir nunca y yo somática, intérprete la tristeza en mi naturaleza estática. 
Aún ensimismada la sonrisa me hizo presa, 
como cuando la luna vigila por ver si hoy me besa. 
Todos los errores que estaría dispuesta a cometer los dejé reflejados en tu puerta –todos los martes pa' mí ya son fiesta – al final eras tú quien reía en aquella orquesta.
Hoy quise volver a llorar porque ayer estuve a punto de hacerlo. 
Hoy necesite ser más limpia de pensamiento y frenar antes de tiempo.
Las calles están vacías de sentimientos.
Pensé en adorarte hoy por si también te apetece irte mañana y pasado te apetece volver a reconocer la arena entre tantos desiertos.

Quiero odiarte mañana por si se te ocurre volver
no es cierto.
Quiero entender que para volverte a ver no necesito fiesta. 
Quiero decirme a mí que para estar guapa no necesito fiesta. 
Quiero no volver a pernder-me. 
Quiero encontrar paz donde un domingo te suplicaba guerra.
Quiero no volver a sumergirme en un desierto de valores. 
Quiero no tener que volver a camuflar el miedo en una carcajada.
Quiero que entiendas que lo sábados por la noche me vuelvo vampiro adicta a la sangre que derramé por ti.
Que ya no quedaban vasos vacíos, ni quedaba nadie en aquella barra en la que te atreviste a peguntar, 
que yo sólo quise pronunciar tu nombre sin ofender a ningún dios,
tú quisiste recordarme el sabor del agua bendita,
a mí ibas a decirme tú...

No te escuché, 
casi te olvidé antes de irme,
últimamente los cuervos vienen a verme cuando duermo y despierto con los labios agrietados,
no vuelvas,
tú a mí no vuelvas.

La tristeza sólo resultó ser una chica bailando la última canción,
en el último bar,
en la penúltima fiesta.

Y tú ya anunciabas la próxima orquesta.


lunes, 4 de marzo de 2019

Kick.


Reconocería su valor aunque no lo pudiera ver, de verdad. Aunque en esta plaza de aparcamiento donde antes era uno ahora reconozca que caben dos. Aunque en este hueco en el costado donde antes encontrábamos chicha ahora sepa reconocer sudor. Aunque en ese cenicero no haya nada que vaciar. Aunque haya destrozado la materia y la desordene para que no pueda solidificarse más. Aunque haya renunciado a otros estados de ánimo y la agitación entre sístole y diástole superé la velocidad permitida. Aunque haya provocado sonrisas y tenga que decirte al resto que no, no, y por si lo preguntas: no. Aunque haya quitado significado a lo que otros llamarían canibalismo y lo haya normalizado. Aunque me aferre a que mientras quede algo, por favor, que no duela. Aunque la búsqueda sea en otros montones donde casi nadie, pero todos quieren. Aunque me recuerden una y otra vez lo que ya sé. Aunque lo sepa. Aunque haya trazado más líneas rectas de las que podrían imaginar y puedo asegurar que me encanta saltar en cada vértice sin mirar – el vértigo no es más que un golpe seco justo en el centro de los sentidos y es allí donde te encuentro –. Aunque camine de puntillas y analice un "llámame", no consientas que el miedo me haga cambiar de opinión – es eso que nos pasa justo cuando estamos apunto de hacer lo que tenemos que hacer, dice Risto –. Aunque lo que más me guste de las canciones sea lo que suena en mi cabeza. Aunque lo que más me guste del humo sea la risa. Aunque haya demasiada gente teniendo mucha prisa en un lugar donde yo sólo quise quedarme
quieta.
Aunque no sepas de qué estoy hablando, que quede claro: tú no podrás con mis 43, da igual quien seas.