martes, 18 de abril de 2017

Aquí, lo de siempre.


Lo de siempre no es lo de siempre. Lo de siempre es bah. Lo de siempre cambia. Lo de siempre asusta. Lo de siempre es nunca. Lo de siempre es recuerdo. Lo de siempre es futuro, sí, pero incierto. Lo de siempre es estatua. Lo de siempre son guerras de sal. Lo de siempre es "ven que vamos a ignorar el paisaje". Lo de siempre son gusanos. Lo de siempre es una lista de nombres a los que no acudirías, pero hoy te llaman. Lo de siempre es absurdo. Lo de siempre es "vamos a jugar al sol esta noche". Lo de siempre es "calladita no estás más guapa, pero mira qué carita". Lo de siempre es un cristal empañado. Lo de siempre es que te calles, que me dejes. Lo de siempre es que no te olvido. lo de siempre es lo que no deberíamos. Lo de siempre es poder cuando no quieres. Lo de siempre es "te estoy echando terriblemente de menos". Lo de siempre es explotar antes de decir. Lo de siempre es gritar. Lo de siempre es huir. Lo de siempre es querer muchísimo. Lo de siempre son flores cargadas del polen que ¡Achús!
Lo de siempre es reacción. Lo de siempre es que no te apoyen porque no les follas. Lo de siempre son trenes destrozados. Lo de siempre son las sonrisas 
V
E
R
T
I
C
A
L
E
S.
Lo de siempre son cascabeles avisando de que vienes. Lo de siempre es mi miradita de niña buena que trama. Lo de siempre es malísimo. Lo de siempre son cicatrices. Lo de siempre es BUH, sin susto. Lo de siempre es temblar. Lo de siempre hace boom boom. Lo de siempre tambalea. Lo de siempre nos consume las uñas. Lo de siempre es no abrir la puerta y pensar en la ventana. Lo de siempre es "niñita, deja la fumar no sea que te vayas a morir sabiendo de qué". Lo de siempre son las chicas con los vestidos de flores en primavera.  Lo de siempre es "la quieres". Lo de siempre es la negación. Lo de siempre es darse cuenta de que lo estabas afirmando. Lo de siempre es pillarse los dedo con el cajón. Lo de siempre es irse a otra cosa. Lo de siempre es mirar a los ojitos buscando la verdad. Lo de siempre es cansarse de lo de siempre y tratar de cambiarlo. Y darse cuenta, pero aquí vamos con lo de siempre.

lunes, 10 de abril de 2017

Peligro inminente.



Ojalá fueras lo mejor del mundo cuando nadie es lo mejor del mundo.
Ojalá apreciaras el diminutivo de todas y cada una de las palabras que no dices, pero escupes.
Podrías deshacerte del miedo que das a los demás, nadie debería poder darlo.
Ni si quiera tú.
Mucho menos tú.
Me gustaría que todos los insultos con los que condenaste un día, llamaran a tu puerta la noche en que deseas dormir bien.
Que todos los juicios finales peguen fuerte en la mesa la cantidad de veces que has llegado a doler.
Que hoy tampoco duermas bien.
Que hoy tampoco.
Que la mano con que no meciste la cuna pero si apoyaste el vaso, permanezca a falta de cariño.
A falta de cariño, como tú, que tratas de exigirlo.
A falta de cariño, como tú, que no sabes darlo.
A falta de cariño, como tú, que jamás supiste recibirlo.
Ojalá alguien te hiciera saber que me hubieras evitado quitarme la vida, pero algo tuve que entender.
Que me harás quitarme la vida, y será tu turno de no entender.
Que querrás amarme con vida, y no sabrás hacerme volver.
Ojalá alguien hubiera entendido que a ti también te lo habría pedido y jamás lo hubieras podido comprender.


jueves, 6 de abril de 2017

Dos palabras tuyas bastarán.


Te ha estado mintiendo mientras te escapabas de entre sus manos. Ya no eres quien le sacará el desayuno al balcón cada vez que no pueda más.
A estas alturas ya deberías saber a perdonar. Perdonar en cientos de lenguas y en varios idiomas. Perdonar hasta que resulte imbécil. Perdonar harta que no sirva de nada. Hasta que no te quede nada que perdonar o hasta que no debas hacerlo más. Pero no olvides, de verdad te lo pido. Coloca con cuidado todo lo que te hizo daño en tu galería, y obsérvalo para saber por qué dijiste que no volverías a dejar que te hicieran daño. Tranquila, la rabia y el rencor se irán, y sólo permanecerá eso: el perdón y el recuerdo. Sabrás a ciencia cierta que debiste quererte mucho antes, pero no importa, tambén te vas a perdonar por eso. Olvidarás cómo llegaste hasta aquí, y eso ya no sirve de mucho, tienes todas las direcciones apuntadas. Tienes todos los nombres que un día te hicieron daño, también Madrid. Perdona las ciudades, perdona su descuido, pasea todos los lugares donde sientas que ha dolido. No olvides todo eso. Por su culpa eres quien eres, sientes todo eso, y por supuesto tienes muchas más razones que antes. Pero no te confundas: eres idiota. Y si se te vuelve a ocurrir dejar la persiana subida para que entre el sol sin permiso, vamos a tener tanto que perdonar que no vamos  saber cómo hacerlo.
Me vi en medio de una tormenta de arena en pleno Marzo. Me vi agarrada a un clavo ardiendo por no mandar que saltara todo por los aires. Me vi haciendo las maletas porque era para hoy, para ya, para ahora. Porque dejé de procrastinar.