lunes, 10 de abril de 2017

Peligro inminente.



Ojalá fueras lo mejor del mundo cuando nadie es lo mejor del mundo.
Ojalá apreciaras el diminutivo de todas y cada una de las palabras que no dices, pero escupes.
Podrías deshacerte del miedo que das a los demás, nadie debería poder darlo.
Ni si quiera tú.
Mucho menos tú.
Me gustaría que todos los insultos con los que condenaste un día, llamaran a tu puerta la noche en que deseas dormir bien.
Que todos los juicios finales peguen fuerte en la mesa la cantidad de veces que has llegado a doler.
Que hoy tampoco duermas bien.
Que hoy tampoco.
Que la mano con que no meciste la cuna pero si apoyaste el vaso, permanezca a falta de cariño.
A falta de cariño, como tú, que tratas de exigirlo.
A falta de cariño, como tú, que no sabes darlo.
A falta de cariño, como tú, que jamás supiste recibirlo.
Ojalá alguien te hiciera saber que me hubieras evitado quitarme la vida, pero algo tuve que entender.
Que me harás quitarme la vida, y será tu turno de no entender.
Que querrás amarme con vida, y no sabrás hacerme volver.
Ojalá alguien hubiera entendido que a ti también te lo habría pedido y jamás lo hubieras podido comprender.


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