jueves, 18 de diciembre de 2014

Escupir.


Llevo tiempo buscándome en los cementerios, por si aparezco y quieres conquistarme con alguna que otra flor. Los que me dejaron vestida de negro saben bien que la culpa es mía, que aún así persigo el fracaso por si quiere casarse con alguien que sepa que me amarás en secreto.

Entré en razón y no había nadie.
A mí no me des cuentas, que aún no me salen las últimas.
Nos llevaremos bien cuándo sepa hacia dónde y qué.
No me líes, no sé qué coño te has pensado que puedes fumar, el mío no.
Te tengo mucho miedo, llévatelo de una puta vez. Pero vete, vete con él.
Desde que me hablas del resto yo sólo pienso en Madrid, huyendo con cualquiera de ti.
Vete a por tabaco, me da igual que hayas decido dejarlo, no vuelvas.
A mí no me llames, idiota.
Si tienes un día gris te jodes, no conozco a nadie con súper poderes que vaya a cambiarte los colores.
Dame tiempo, por lo menos devuélveme el que perdí contigo.
Dime de qué presumes y te diré lo tonta que eres.
Tengo muchos sueños, pero tú eres una pesadilla.
Quita, quita, no sabes contar cuentos y me vas a venir con historias.
No sé cómo no se te ha ocurrido estudiar cine, se te da de puta madre montarte pelis.
Claro que te quiero, lo más lejos posible, al fondo, tócalo bien.
Déjate de faroles, que los fundes.
Flores no, pero espinas te tiro las que quieras.
Aunque tú de querer ni puta idea.


Para qué voy a buscar al amor de mi vida teniendo espejo. A ver.

miércoles, 15 de octubre de 2014

Siéntate, no tenemos que hablar.


No contestabas a los mensajes y decidí salir a buscarte.
Siempre estás en el trabajo, menos cuando finges estar trabajando.

- ¿Tú qué haces aquí?
Me dices vestida de negro -luto-.

- Sólo te voy a robar 10 minutos más.
Te digo vestida de flores -cementerio.-

- Está bien, vamos a sentarnos fuera.
(¿”Está bien”? ¿Qué está bien? ¿Dónde? ¿Durará? ¿Estará segura de que está?)

Nos sentamos y sé perfectamente que nadie acudirá a este entierro, muchos menos a pagarlo. Apagarlo.

- Dónde andas, que ya no asaltas mi buzón de entrada.
Debería haber preguntado con quién. Con quién andas por los cables, desnuda.

- Lo siento, estoy muy liada con el trabajo.
(¿Lo sientes? ¿Qué y cómo? Lo tuyo es otra cosa.)

- Bueno, como cuando empezamos. Pero al revés.
Me reconozco, pero ni si quiera estoy segura de si alguna vez empezamos algo.

- ¿Al revés? ¿Qué quieres decir?
Hueles a miedo.

- Nada, bueno, - Nada bueno- ¿Qué te debo, camarera?
Te digo, mientras saco a Grecia de la mochila, con la sonrisa que me representa.

- Tú nunca le debes nada a nadie.
Miras a Grecia.

- No mientas, que a ti no te pagan por hacerlo.

- No miento.

Que no miente dice, que no sabe parar. Que ha retirado la mirada 10 veces antes de decirme dónde no estaba. Que se cree que no me conozco sus fines de semana rodando en otras camas. Que no, miente.

Saco un papel y un boli y escribo:
A la chica rebelde del sur: paseos sin vuelta de hoja por Córdoba, 10 noches durmiendo bajo los efectos de la risa y más risa.
A la que creí salvavidas antes de dejarme ahogar: Un concierto de la Mala, 10 porros, 150 bailes, un paseo por la India, y un libro de 200 páginas. 
A la más guapa de mis libros favoritos: Liar 50, dejarme arropar, ser yo esta vez la borracha. Dejarme ver a su alrededor mientras recita. Abrazo. Beso. Reconocerme feliz con la canción más triste.
Paseos por y a medio mundo.
A ti: una explicación.
A mí: ser feliz de una puta vez.


Te lo acerco y antes de que empieces a leer ya te intuyo confusa y asustada.
Ay, el miedo del que sabe que va a empezar a valorar algo cuando lo pierde.
Todavía confundimos conquistar a una camarera con follárnosla.

- ¿Me debes una explicación?

Abro Grecia por la página 248. Se posa en tus manos.
- Lee.

Te miro sin hacer ruido.
Te observo mientras lo haces; sonríes.
Idiota, no sabes lo que te espera. Yo desde luego no.
Otra línea; sigues sonriendo.
Yo permanezco seria, inerte e hiriente.
Llegas a mi parte favorita: el final.
Te noto otra vez asustada. Acojonada. Como si a un gato le quitas de repente 6 vidas y media.

'¿Lo sabes, verdad? ¿Sabes que te quiero?
Pues te equivocas.'

Ese era el final. Y yo lo elegí entre tantos para que fuera el nuestro.

- Puede que tengas razón y ya no le deba nada a nadie, y lo que queda sin tachar en esa lista sean deseos y no deberes.

Me acerqué a tu boca y te besé como si no hubiera mañana -para nosotras ya no-.
Aún sigo viendo tu palidez cada vez que miro por el retrovisor del coche y aún me sigo riendo mejor como última que como primera.

Ahora ya sabes que nunca fui una opción.

martes, 30 de septiembre de 2014

'Será por culpa de que estamos de bajón.'


El tiempo se me está amontonando, coge un poco más, que me pesa.
No estoy para tanta pena, ni para tan poca. Se me han acabado los términos medios, si quieres lo apunto y cuando vuelvan te llamo.
Quiero largarme de aquí con más fuerzas que nunca; las que tú me quitabas han vuelto.
Soy un lienzo casi en blanco, llevo la inicial del primer amor de mi vida, no pienso olvidarte, ni falta que hace. Menos mal todo, porque tú.
No le debo nada a nadie que no sea yo; un perdón por todo lo que he dejado que me hagas.
Y ya no, ya no.
Puedes irte, ni si quiera voy a notarlo, lo recuerdos que dejaste los guardo en la única caja que casi nunca abro.
Los hijos que nunca tendremos hoy volvieron a darme las gracias. Serán con otra.
Las batallas perdidas ahora se están levantando y parecen mucho más felices, me sonríen por la ventana y me bailan como las hojas por la calle, y eso que estamos en otoño y se caen. Me enseñan a volar, y cada vez que lo hago me despierto en mi cama empachada del cuerpo que siempre quise tener a mi lado. Y lo beso despacio en el espejo, y le lloro la pérdida antes de que nos inunde la risa, y lo acaricio como nunca antes nadie. Y lo acarician como siempre, y ya no dejo de sentir nada; tengo corazón a pesar de las causas perdidas.
No grites, no voy a escucharte, ya hemos tenido bastante con lo que no hemos tenido.
Ojalá no lo entiendas nunca y las dudas no te dejen dormir, que te atormenten los sueños, que te parta un rayo y nadie quiera ninguna mitad.
Que lo hagas en silencio, que esta vez a mí me da igual.


Ser felices,

sin ella.


domingo, 31 de agosto de 2014

Fui vencida, y aprendí a escribir por mí.

A la tercera vez que intentas escribir un libro va la vencida.



Y me senté a mirar tus fotos con la inseguridad que proporciona sentir después que no debería haberlo hecho. Pero lo hice, y esta vez los recuerdos eran trenes que ya no paraban en tu estación,
me pesó el recuerdo de mi cuerpo sangrando, de las heridas que tapaste sin apretar, que sólo me dejaste ocultar. Ocultar es otra forma de mentir, que no se nos olvide.

Esta vez no necesito flores; he conocido a alguien, creo que soy yo,
aunque ni si quiera sé con qué ciudad quedarme, o si es ella la que se tiene que quedar conmigo,
pero las he mirado sin pensar en ti, y las he visto bailando, inventando una canción en un balcón, en el mismo que una chica que no es cualquiera toca la guitarra.
Y he querido quedarme, 
me he sabido mía, como nadie, 
y no me ha hecho falta correr,
ni si quiera seguir escribiendo para llegar al punto y final. 
Lo cierto es, que al final ya le sobran demasiados puntos.


Que después de los finales no nos vengan más perdices, nunca fui de quedarme con las alas de nadie.





jueves, 7 de agosto de 2014

'La gravedad del naufragio.'


Ese latido sin salida al final del túnel, como si ya estuviera muerta mucho antes de que insinuases que me fuera, antes de desconocerte por unas horas, antes de darme cuenta de que sólo queda un hueco insoportable en mi pecho cuando te vas, antes de pensar en el suicidio como forma de vida, y no al revés. Mucho antes ya sabía que te quiero más de lo que debería, pero deber por deber, nadie podría.

Las flores están llenas de gente en los cementerios, y tú, valiente por la vida regalas flores que ni si quiera se pueden tocar con las manos.

Me siento cobarde con todos mis miedos, y les cuento lo que jamás me atrevería a decir en voz alta, porque tú no querrías oírlo. Y cuando termino, casi sin darme cuenta, son ellos los que me atan de manos y pies con tus recuerdos, y tiran la llave dentro de ti, donde intento llegar pero es imposible, pues dentro de ti, a veces sólo habitas tú.

Ojalá no siguieses mintiendo todavía, porque puedes, porque hieres, porque quieres no querer, y te quiero, incluso cuando ni si quiera quieres que te quieran.
Seguiré consumiéndome mientras regales a otras la mirada de robar corazones que un día te regalaron a ti, y por eso la usas. Inocente de ti, fingiendo serlo.
Qué estúpida me siento cuando me hiero a mí misma partiendo de cuando lo haces tú,
qué naufraga de mí misma cuando te vas y no me encuentro más que en un mar de lágrimas.

Si fuese más valiente de admitir que no busco quién me quiera por miedo a que no seas tú,
si pudiera seguir esperándote bajo la necesidad de no tener la necesidad de esperarte.
Ojalá nunca le regales tu voz al viento con otro nombre, buscándote.

Hazme polvo sólo por el placer de los polvos de después de las discusiones,
no me dejes sola ni indiferente; le tengo pánico a la indiferencia.

¿Cómo pretender alejarte de alguien por miedo a hacer lo que ya has hecho?
Ojalá te quedes y me salves de lo que tú misma destrozas, que me sienta a salvo en mitad de toda esta ruina si eres tú quien me acompaña mientras me corto con los cristales que el propio miedo haya dejado hecho añicos.

Bésame, lléname de sal, que no me olvide nunca que antes de esta muerta, fuiste tú quien me vino a salvar.





jueves, 17 de julio de 2014

satsug eM.



Me gustan las casas de dos baños, tres habitaciones, terraza, salón y una cocina enorme,
pero me sobra todo si no estás tú.
Me gustan los coches de cinco puertas, cinco asientos,
pero a la mierda si no me acompañas tú en cada viaje.
Me gustan los libros cuando la historia no quiere acabar,
pero cualquier historia es aburrida si no habla de ti.
Me gusta ver a la gente en los parques,
pero qué tristes están los parques cuando no eres tú quien se sienta a mi lado.
Me gustan las canciones tristes
cuando tú no dueles tanto.

Me gustan las maneras de Irene,
la tristeza de Mónica,
la valentía de Alejandra,
las canciones de Luis,
y las de Marwan,
pero
más
me
gustas
tú.

Me gusta no saber qué decir cuando pienso en escribirte; 'Una tiene muy poco que decir cuando tiene a quien.'

Me gusta que suene el teléfono,
pero más si eres tú.

Me gusta fumar, beber, bailar, llorar, follar, cenar, callar, hablar, gritar, pensar, andar, correr, saltar, brillar, rodar, mirar, escuchar, pasar, quedarme, reconocer... si es contigo.

Me gustas más de lo que me hubiera gustado,
más que la pizza,
más que la cerveza,
más que el aire fresco en pleno verano,
más que encontrarme todos los semáforos en verde cuando tengo prisa,
más que la luna.
Más que.

Me gustas tanto que el resto me parece poco.





jueves, 10 de julio de 2014

'Nadie escucha aquí, y aún menos nos ven.'


Tenía la misma fuerza de una bala impactando contra mi pecho,
los ojos color tiempo,
su melena morena, rubia, y la tonta era yo,
las manos llenas de fuego y ganas,
y humo... tanto humo que tuve que dejarla volar.
Quién me iba a decir que en un punto inexacto de una noche cualquiera me arrepentiría de no haberla conocido peor, 
no arrepentirme de creerte sino de no hacerlo, de no fingir estar de acuerdo contigo y muy en contra del resto.
No sabría decir si era ella la que se tumbaba en césped o por el contrario era el mundo el que se daba la vuelta para tocar su espalda.
Era de nadie, joder, y sigue siendo de nadie, pero mucho más fuerte.
Quizá si le hubiera pedido que se quedase, tendría que beber cerveza para acordarme de su pelo,
tendríamos que seguir mintiendo al resto cuando nos quedaran restos en la boca.
Nunca sabré cómo los cigarros podían seguir inertes, sin corazón, después de estar entre sus dedos.
Y es que no la habéis visto asquearse del mundo, coger la guitarra y mandarnos a todos a la mierda,
no la habéis contemplado mientras ponía excusas a noséquien para quedarse conmigo.
Y tuve que irme, era una locura.
Esa chica era una lo-cura,
y sus manos acariciaban las cuerdas que hoy, me ahogan.
Cómo no iba a echarla de menos, si ayer la vi, como diría Andrés “tan guapa como siempre”
y cualquier día es ayer,
y cualquier mentira mata,
como decir, por ejemplo, que era rubia.
Y seguía llamándome tonta.

Que mis noches lleven un nombre distinto,
que bailen después del vino tinto,
y que volvamos a follar muy al pesar de otros,
y si quieres te pinto.
Y si se me ocurre buscarte en los cuerpos en los que nunca vivirás,
haz como si nada,
como sí, nada,
y llega hasta la orilla de mi cama.

Ojalá tú nunca me desarropes los abrazos.
Vamos a jugar a que se corra el rojo de los semáforos,
y si lo hacemos,
si lo haces,
si vienes...
si quisieras venir,
si quisieras querer,
puede que entonces, me quede
contigo.
No me salves.


'Hoy tengo la verdad que tú me pidas, hoy prometo no decir nunca la verdad.'


miércoles, 2 de julio de 2014

Pum.




Qué desastre, quién va a aguantarlo si ni yo misma puedo.
Ojalá recordarte sin tener miedo -que a mí no se me quita-.

Te vas con la pena a otras partes, las que tocas y me partes.
Esta no es la vida que soñé en la anterior,
no es la que nos regalaremos la próxima,
ni la final que nos quedará,
siempre al final.

Si supieras por qué escribo,
si supieras por qué llevo tatuada tu risa,
por qué rechazo flores cuando te tengo a ti por todas las primaveras.

Si pudiera follarte ahora mismo...
si pudiera salvarme tirándome al abismo que hay entre tus bragas...
Húmedos mis dedos.

Si pudiera ser aquello que no olvidases en toda tu vida
y media.


Si pudiera tratar a mis propios sentimientos como a mis huellas dactilares cuando las destrozo por tu cuerpo.
Si pudiera escribirte todo esto con la lengua desearías que fuera invierno para siempre.

Todos mis monstruos están en mi armario.



viernes, 20 de junio de 2014

'¿Quién eres tú?'


No te creo.
En el epicentro de la razón estaba tu recuerdo.
Y no te creo.
Igual tendría que aprender a volar más alto,
lejos de tus caídas,
de tus idas y venidas,
de tus huidas.
Porque no te creo.
Dices que me quieres,
y me hieres.
Que me echas de menos,
más que siempre.
Pero no te creo.
Lo cierto es que prefería destruirte.
Y ya lo hago.

Paseando por su cuerpo me he encontrado medallas, recuerdos, restos de los besos de otros que murieron de amor por ella. En sus manos aún veo huellas del paso del tiempo, caen desde sus pestañas.
Igual si fuera más valiente podría admitir que paseo las calles que sé que pisa por si se cruza y me vuelvo suelo.
Suelo sentirte cuando me miro al espejo.
Ni si quiera la he visto colgando su ropa del ventilador cuando el calor no encuentra otro sitio mejor en el que quedarse que en su boca. Su boca.
Cualquier día nos vamos a matar, y va a explotar la poesía.
Igual deberíamos preguntar qué pensará la persona que te acompaña en el terreno sentimental, qué piensa de todo esto. Igual no, por todos esas amantes de tus Sábados noche.


No sé, igualmente no te creo.
Pero por favor, deja las manos donde pueda verlas,
que destruirte, es destruirme a mí después.



martes, 17 de junio de 2014

Sálvese quien quieras.


Creo que si alguien tiene los cojones para romperte el corazón va a tener que vérselas conmigo,
que si tanto tiene,
tan poco vale.

Que te juro que si alguien se atreve a cruzar todos esos puentes contigo sólo para después verte caer,
le van a tener que salir alas si no quiere que lo mate.
Va a tener que aprender a correr mucho más rápido de lo que pueda,
porque si alguien te hace daño, voy a matarlo con mis propias manos, y a asegurarme con las de otro.
Voy a enseñarle lo que es malo, que lo que es bueno ya lo habrá aprendido contigo.

Igual después tengo que llamarte para que te rías de todo esto,
de aquello,
y quizás de lo que aún no se ha inventado.

Te aseguraré a todo riesgo, para que tu corazón se repare lo antes posible,
no romperlo aún no entra dentro de este seguro que llaman “vida” y yo prefiero llamarlo por cualquier otro nombre que se me pase por los dedos.

A lo mejor me equivoco, y la rompe corazones vas a ser tú,
voy a tener que aprenderme de memoria todos tus gestos
a ver si así consigo saber qué coño te pasa cuando no quieres que nadie se entere.

Quizás tu manera de bailar siempre nos está apuntando a alguna parte, sea risa, sea sueño.. sea lo que seas.
Tengo mil motivos por los que salvarte de todos, pero me va a ser imposible salvarte de ti, ni yo misma podría hacerlo. No quiero.

No te has mirado a los ojos, y yo tampoco, pero me encantaría.
No sé tu forma de reír, pero sé cómo salvas el mundo, y el mundo se muere de ganas por salvarte a ti,
pero siempre hay idiotas rompiendo cosas por no saber cómo tenerlas, o por el simple hecho de no perder su reputación.
Malditos hijos de puta.

Menos mal que aún quedan manos en las que curarse...
Benditos poetas, que se atreven a habla de ti sin conocerte,
y bendita tú que desde que no te conozco me muero por hacerlo.


Desde que todos te miran, saben perfectamente lo que quieren.


jueves, 5 de junio de 2014

Cruces.


Lo cementerios están cargados de recuerdos que nos gustaría haber tenido.


Yo, que soy de pasear jugando con la vida sobre dos ruedas, me cuelo en el centro de la pena,
casi se podía coger la distancia con las manos,
olía a pasto la soledad.
Las mariposas no saben dónde vuelan, y yo tampoco.
Las flores me miran como queriendo salir corriendo,
pero son mentira.

Eres tan mentira que casi te creo.
Pero ha sido mucho mejor destruirnos,
vaciarme las manos de sal,
y beberme la tristeza a morro,
quedarme colgando de tu agua,
de tus granos de arena en mi reloj de paso.
A su paso te fuiste 
con él.


Me giré mucho antes,
por no escuchar tu “adiós”,
mejor eso que admitir que soy un poco más valiente desde que no estás,
pero tampoco te has ido.

Soy hierba verde en mitad de todo este campo de amapolas secas.
Anoréxicas de amor.
Qué pena me da no sentirlo,
nada en absoluto.

Que venga la lluvia de golpe,
que nos coja por sorpresa la marea
que se te despeinen los ojos,
que te acaricien las alas,
que tus piernas no sean más que un escenario triste -como hasta ahora-
en la que algún insensato, insensible, desolado,
se para un rato a navegar y olvidarse del resto,
la soledad también es esto.

Que te cruces con otras como tú; que te crucen la cara, y el corazón.
Como tú;
Que te lo rompan de tal manera que se te olvide cómo era eso de vivir,
que te lata tanto el pecho que te duela,
que notes los latidos en la garganta,
que mastiques la soledad. Y no puedas escupirla.
Que te llamen desde lejos,
siempre guapa,
nunca en serio.
Que se le olvide a los demás apreciarte, como tú un día de olvidaste de hacerlo al resto.

No te voy a llorar; aún no te has muerto.


Si toda esa gente te viera, tendría que resucitar para salir corriendo antes de volver a quedarse sin corazón.  


lunes, 2 de junio de 2014

Té, quiero.



Te quiero.
Pero no ese modo que esconde dos mentiras, diecisiete excusas y ninguna llamada.

Te quiero,
como me gustaría no haberlo hecho nunca.
Con el miedo que provocas,
con tus más

y tus más

y tus más

justo antes de tus menos.

Y mis más,

por tus manos.

Tus alas,
y mi insomnio,
tus copas de más
y mi falda de menos
cuando menos
menos
menos
das
menos
espero.

Te quiero,
como si no lo hubiera hecho nunca antes,
como la última vez,
como la salida sin emergencia,
como la emergencia sin salida.

Te quiero más que a las flores,
y menos que mañana.

Como a mi libro favorito
cuando aún no lo he empezado y ya pienso en cómo hacer que no acabe.

Te quiero,
porque pudiendo no hacerlo, lo hago,
porque haciéndolo siento que no puedo dejar de hacerlo,
porque sin dejar de hacerlo no puedo irme
sin ti,
porque sin ti, las horas son una película en la que aprieto los ojos
y contigo los abro
para no verla,
y sólo mirarte a ti.

Te quiero,
porque no he encontrado forma de dejar de hacerlo,
no pienses que no puedo,
no puedo por pensar,
y si lo pienso, me muero.

Te quiero besar.

No me pidas que te lo explique,
de verdad que puedo.




jueves, 22 de mayo de 2014

Sóplame el agua.


El miedo es un beso.



Llevo media vida buscando alguien que sepa mis puntos débiles
y no pueda parar de hacerles cosquillas.

Alguien que baile todas esas canciones horribles
sólo por verme la risa.

Alguien que sepa cuál es mi película favorita,
y sin qué serie podría irme a dormir, pero no quiero.

Que sepa con qué canción bailo y qué canción canto.

Que apunte a mis monstruos
y me bese después.

Que no quiera convencerme de nada,
que no me pida salir a bailar,
porque sabe que es la única forma de sacarme.

Alguien que juegue
con el gato, con el perro y el ratón,
pero nunca cómo.

Alguien que no pregunte por qué, ni por qué no,
pero que tampoco me dé motivos para preguntárselo.

Alguien que saque helado del congelador,
para comernos la pena.

Que cambie el agua de las flores del jarrón.
Por vino.
Y se quedó.

Que me dé mucho
pero que mucho
sueño.
Y me los cumpla todos.

Alguien que no necesite estar con otras para ver que las comparaciones son odiosas.

Que me eche de menos cuando esté,
porque sabe de sobra lo que tiene sin necesidad de perderlo.

Alguien que prefiera complicarse la vida a vivir sin mí.


En definitiva; alguien tan distinto a ti, que me dé vértigo mirarle a los ojos, y verme ahí escondida. 



martes, 13 de mayo de 2014

Vuelve, que no hay flores.



Últimamente no escribo, y lo que escribo lo borro, y lo que borro lo olvido. Pero no os preocupéis, no estoy tan mal, sólo busco el tiempo que nos hace falta a todos. Y lleno la falta de todo con cosas del futuro.
A lo loco. Qué sería de mí haciendo todo lo que quiero sin necesidad de pensar tanto. Qué sería de mí, y qué será.
Os dejo lo que la primavera me está dejando a mí. Tranquilos, no tengo alergia.





¿Quién ha dejado una nota en el contestador?

Los niños de dos años no saben nada del amor y son mucho más felices.

¿A qué llamas tú flor? Devuélveme mi cactus.

Mi corazón pedalea y se mete tres hostias cada dos metros.
Tu corazón es de naranja. Y me has salpicado.

¿De dónde viene todo ese miedo? Te quiero.

A mis alas les falta el vuelo de su falda.

¿Sobreviviremos otra vez a la muerte?

A mí que me rieguen los ojos, y que seas tú.

Estoy temblando. 
Cuánto, amor de otras. Cuánto.

¿Te quedarás cuando yo me haya ido?

Te aseguro que eras tú a quien miraba con los ojos de edificio mal cerrado y en ruinas.

Perdón por llegar tarde. Ojalá me esperes siempre.

Con ella también te has acostado.
Te ha costado
la mitad de algo.

Así no se puede tener corazón.
Ni razón.
¿Me falta?

Gilipollas
no vas a ser solamente tú.
Ni yo.

Es la falta de tiempo quien me empuja a soltar toda esta nada.
Y ella.
En el centro
de esta puta ciudad.

Ella
y yo.
Pero tú
Esta vez
no.




lunes, 12 de mayo de 2014

Tiene nombre de ciudad porque es una ciudad.


- Me voy a ir.
- ¿Irte dónde? Si aún es pronto.
- Verás... no, no es pronto, estamos justo a tiempo de saltar. Y yo prefiero irme a estamparme contra el suelo de tus recuerdos. No quiero nadar en ciudades sin mar, ni quiero volar por donde pisas, que ya bastante me cuesta respirar.
- No entiendo nada.
- Que lo sé, joder. Que sé con cuantas te has acostado y con cuantas has querido hacerlo. Y no da igual, pero no vayas a darme explicaciones. No me interesa saber las mentiras que pueden llegar a salir por tu boca. No está vez. 
Tampoco se te ocurra decir "lo siento", porque si sientes algo supongo que es un vacío tal que ni tú misma puedes soportarlo.
Así que me voy. De vez en cuando me cagaré en la puta pronunciando tu nombre, no te preocupes, me va a costar un poco olvidarte.
Quizás beba de más cuando te eche de menos, y bese otras bocas cuando ni si quiera te pases por mi cabeza.
Pasearé las calles que no tienen nada que ver contigo, pero mucho con el resto.
Conduciré por cualquier carretera emocional que me lleve hasta un estado anímico.
Sacaré lo que quiera que quiera sacar,

o a otra a bailar.

Voy a hacer lo que sea. De verdad, lo que quiera y tenga que ser. Me da igual si te das cuenta o si la pierdes, no necesito para nada que lo hagas.



viernes, 14 de marzo de 2014

¿Nunca has soñado con despertar?


Camino con los ojos mirado al suelo por si acaso me piso el corazón. Y le encuentro dando volteretas por tu recuerdo, como una hoja de papel. Apareces y lo conviertes en avión, como si de una canción de Luis Ramiro se tratase.
Me dueles tanto que me sigue pareciendo poco el resto.
Te veo muy enamorada conmigo y nunca de mí y se me acumula el exceso de información que me rompe en mil pedazos, y ya sabes que soy más de cortarme que de echarte.
Y eso que te echo mucho de menos, y eso que el menos es más cuando se trata de quererte odiándote, como se odian los objetos perdidos que nos empeñamos en buscar una y otra vez, desesperados. Como si no nos fuéramos a morir nunca.
He vuelto a verte poniendo calientes las copas, cuando el tiempo no hacía absolutamente nada.
Me he visto pasando el tiempo perdido y he vuelto a cerrar el libro.
Te quiero tanto que me dejaría. Pero sigo pensando que el amor y tú tienen muy poco que ver conmigo, ya me explicarás de dónde sale todo este desamor.


Siempre diferentes por igual, siempre en el jardín de los vecinos que nunca nos han gritado para que paremos el ruido, siempre esperando a que el semáforo se ponga en verde en lugar de besarnos en mitad del paso de peatones, siempre pidiendo que nos salven, con lo bonito que sería no tener que hacerlo, joder. Siempre siendo nunca mucho tiempo.


Y es que, si me dan a elegir entre tú y la poesía, renuncio.  


jueves, 6 de febrero de 2014

No me odies tanto, y ódiame peor.


Un día me desperté y no quería salir,
quería quedarme dentro,
de lo que soy,
muy quieta,
pero haciendo tanto,
tanto ruido que casi te resultase insoportable
no besarme.

Apunté en un papel todos mis propósitos
como si de la primera vez se tratase,
porque es.
Y sigo sin estar preparada para escribir tu nombre,
ni poner tu foto;
cómo voy decirte que te tengo
si eres mentira.
Pregunto.
Debes saber que si te pones oscura, va a llover.

Nos hemos perdido
ganando
mucho
más
sexo.

Yo, que no he tenido ni puta idea de ti,
te cruzas como si nada
y yo me ahogo entre tanto
o entre tan poco.

Anda, no te enfades, camina más despacio. - Te digo.
Que te jodan. - Me escupes.
Y que seas tú. - Te dedico.
Te ríes.
Menudo sueño estás hecha.

No tienes ni puta idea,
no puedes pedirme que no te tenga.
Pienso dejar tu nombre apuntado en ese papel,
hasta apuntarte en mi agenda
con el dedo,
dentro
de
ti.

Las cosas claras.
Y que seas una.





martes, 14 de enero de 2014

Contigo, sin mí.

Ya lo dice Irene: La mentira será piadosa, pero tú eres una hija de la gran puta.


Mira, no me funciona salir de casa, y menos cuando lo hago sin corazón. Porque te lo has quedado tú, y yo me he quedado en una casa en la que huele a tabaco pero no fuma nadie.
A ver si va a ser tu recuerdo...

Borro demasiado para lo poco que escribo, y es que no encuentro forma de decirte todo lo que dueles para que te des cuenta. Que yo ya la he pagado toda, y sales cara.
Lo cierto es que me estabas mintiendo. No te molestes en negarlo; no creo en nada que me haya destruido antes. ¿Me explico?

Fumo poquísimo para lo rota que estoy.

Y es que, dejar de seguirte por mirar a otro lado - que me lo están pidiendo – se está convirtiendo en una lucha entre lo que siento, y lo que nunca quise sentir.

Tengo demasiado sueño, y otra vez es culpa tuya; me he pasado toda la noche sin dormir mirando esas malditas fotos.

Verás: me declaro en guerra. Y declararme es quererte muy fuerte, pero en guerra es odiándote.
No sé.
No me quedan vasos para mirar por dónde se nos ha ido el amor,
no queda, amor,
ni voy a llamarte, vida,
porque no hay vida después de la muerte.
No soy pájaro en mano, ni sé dónde vuelo. Pero tú abres la puerta y te cuelas cortándome las alas y el intento de despegar.
Y te pegas.
Y me pego,
la hostia.

Que soledad es preciosa de lejos, pero de cerca es una zorra arropando a otra mientras le jura que va a quedarse, y se sirve otra copa.
Bebes por dos. Que te he visto. Y ser feliz, y te he querido matarte. No me perdones, no sabes lo que no te digo.

Incomprensión declarándose a imposible con presión,
pero sin mí.
Me voy muy bien para lo mucho que me ha costado llegar. Pero me va fatal, el corazón o lo que quiera que hayas dejado. Incluso sin querer.

Verás; yo no creo en los polvos si te quedas a medias, por el suelo, y sin naranjas.
No creo en los cuentos desde que me los contabas para no dormir. Ni en las cuentas, porque nunca has contado conmigo. Siempre cortado.
Y eso que no era nada,
que después de todo,
lo que queda
eres tú abrazada a otra.
Yo no me creo nada,
más bien me destruyes.

Idiotas corriendo en lugar de caminar, pudiendo tropezarse.

Yo bailaría contigo pero ya me has pisado bastante como para que quede algo más.

Claro que nos gustan los cambios,
si son de ciudad o de temperatura
pero tú has cambiado de parecer
y de aparecer
para desaparecer
y quedarte
donde coño vayas a hacerlo.