Creo que si alguien tiene los cojones
para romperte el corazón va a tener que vérselas conmigo,
que si tanto tiene,
tan poco vale.
Que te juro que si alguien se atreve a
cruzar todos esos puentes contigo sólo para después verte caer,
le van a tener que salir alas si no
quiere que lo mate.
Va a tener que aprender a correr mucho
más rápido de lo que pueda,
porque si alguien te hace daño, voy a
matarlo con mis propias manos, y a asegurarme con las de otro.
Voy a enseñarle lo que es malo, que lo
que es bueno ya lo habrá aprendido contigo.
Igual después tengo que llamarte para
que te rías de todo esto,
de aquello,
y quizás de lo que aún no se ha
inventado.
Te aseguraré a todo riesgo, para que
tu corazón se repare lo antes posible,
no romperlo aún no entra dentro de
este seguro que llaman “vida” y yo prefiero llamarlo por
cualquier otro nombre que se me pase por los dedos.
A lo mejor me equivoco, y la rompe
corazones vas a ser tú,
voy a tener que aprenderme de memoria
todos tus gestos
a ver si así consigo saber qué coño
te pasa cuando no quieres que nadie se entere.
Quizás tu manera de bailar siempre nos
está apuntando a alguna parte, sea risa, sea sueño.. sea lo que
seas.
Tengo mil motivos por los que salvarte
de todos, pero me va a ser imposible salvarte de ti, ni yo misma
podría hacerlo. No quiero.
No te has mirado a los ojos, y yo
tampoco, pero me encantaría.
No sé tu forma de reír, pero sé cómo
salvas el mundo, y el mundo se muere de ganas por salvarte a ti,
pero siempre hay idiotas rompiendo
cosas por no saber cómo tenerlas, o por el simple hecho de no perder
su reputación.
Malditos hijos de puta.
Menos mal que aún quedan manos en las
que curarse...
Benditos poetas, que se atreven a habla
de ti sin conocerte,
y bendita tú que desde que no te
conozco me muero por hacerlo.
Desde que todos te miran, saben
perfectamente lo que quieren.
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