domingo, 30 de junio de 2013

Lo siento, no cura.


No es tiempo. Ni aire. Ni nubes. Ni noche. Ni luz. Ni estar. Ni quedarse. Ni un suspiro. Ni dos.
No son pasos. Ni baile. Ni echar a correr. Ni correrse. Ni respirar. Ni dejar de hacer.
No eres olvido. Ni lo peor. Ni lo mejor. Ni querer salir. Ni querer entrar. Ni querer.
Es quererte y no poder dejar de hacerlo.  Ni saber cómo hablar de ello.

Que nadie te enseña a conducir, porque coges un coche y no tienes ni puta idea de controlar.
Que te ponen límites de velocidad, y tú, valiente, con el corazón a 500, en dos besos.
Y no conozco peor despedida que volver a saludar con dos besos.
No nos enseñan a despedirnos, ni a aprender, pero nos quieren dar consejos que no tienen ni puta idea de nosotros.
Nos quieren matar pidiéndonos que no nos muramos.

Pero da igual todo, porque yo estaba de espaldas a ti, y no me hubiera importado seguir viviendo para esperarte. Hasta que el semáforo se pone en verde y eres tú quien sale corriendo(se) a otros brazos.

Nos quieren educar con libros cuando no tienen ni puta idea de educar al corazón, ni nosotros sabemos como dejar de rompernos en cada "adiós".

"Cuídate" sólo es otro forma de despedirte de alguien.
Pero, cuídate,
De nada. Ni se te ocurra darme las (des)gracias.



Lo has hecho fatal.



viernes, 28 de junio de 2013

19 días y 500 pesadillas.



No merece la pena,
por eso, espero que nunca esté triste.
No sé si me explico.

Y mientras,
yo sigo intentando aprender lo que hay detrás.

Juaquin, ha hablado de ti,
porque ya van 19 días,
pero yo no aprendo.


lunes, 24 de junio de 2013

Cuando duermes en silencio, puedo oírlo.

Voy a sonreír a esa zorra que llaman vida, que mira, sigo estando igual de triste, pero no vayas a decirme que estoy más guapa.


No sé los intentos que llevo para no escribirte tanto y tan mal,
pero da igual,
los he perdido,
y te he perdido,
porque esta partida ya estaba perdida mucho antes de empezar.
Pero perdóname hoy, que tengo los brazos llenos de heridas, y el corazón hecho añicos, y alguien dispuesto a recomponerlo, sin poder recomponer mis ojos primero.
No sé cuándo creeré en el amor,
quizás cuando las flores de plástico también marchiten.
No sé dónde hemos dejado las uniones,
pero las has roto todas,
menos mal que ha sido queriendo,
menos bien, la verdad.
Pero no te preocupes, sigo agarrando el volante muy fuerte en cada curva,
aunque siga frenando mucho después de lo que debo,
para luego no acelerar.

Que sí, que mi vida es un lío,
pero son dos,
y no me apetece explicarme.

No me da la gana de no sonreír, de mentira,
no hace falta ningún diagnostico,
no me sale de ninguna parte,
y mucho menos de ti.

Mira que he abrazado, y besado, y follado veces sin ti,
y aún así no aprenderé en la puta vida a quedarme.

Lo jodido de no esperar que nadie venga a buscarte,
es que quieres que quieran querer, pero no queriendo,
que es lo mismo que dejarlo todo al revés, pero mucho más complicado.

No os preocupéis, seguiré buscando al amor de mi vida en cualquier sección de objetos perdidos, en cualquier chica que beba mientras está pensando en salir fuera a fumarse un cigarro, en cualquier mano que vaya buscando cualquier otra, en unos ojos con los colores más bonitos de todo Madrid, Salamanca, o cualquier otra ciudad con chicas que escriban cosas bonitas.

Puedes sentarte a esperarme, este pájaro hace rato que volvió a ser un ciento volando.


Pienso tirar por la ventana todo el amor, que este verano hace tanto frío...




lunes, 17 de junio de 2013

Hablamos de madre.


Despertarse diez minutos antes de verte ir,
como excusa para madrugar.

Te he visto llorar,
y llorarme,
y aunque sé que los "para siempre" no existen,
pero no dejes de decirme que siempre vas a estar ahí.
Nunca me habían hecho llorar así,
ni me habían pedido tan fuerte que,
por favor,
no me muera.
Y tú,
por favor,
no te mueras,
nunca.

Sabía que acabaría escribiendo esto,
aunque sepa que mis textos no te convencen,
pero te gusta como escribo.

Ayer volviste a abrazarme tan fuerte...
que ni si quieta te diste cuenta que al decirme “ojalá pudiera dártelo todo”, ya me lo estabas dando.
Me estabas dando vida,
y haciendo que me diese cuenta de que me tengo
en pie.

Sé que nadie va a quererme jamás como lo haces tú,
y por eso,
que quede claro,
que pienso matarme si te mueres,
y morirme si me lo pides.
Y vivir... que sé que te encanta,
y que quiera hacerlo,
también.


Sí,
he vuelto a escribir,
por miedo a que queramos borrar.

"Yo sólo quiero no dejar de tenerte, por dios."

sábado, 15 de junio de 2013

¿De qué vuelas tú?


No se trata de volar,
ni de correrse volando,
ni de echar a correr,
ni si quiera de echarnos,
pero lo hago
de menos,
aunque sea
de más.

Tengo 2000 cosas en qué pensar,
y siempre que duelen
pienso en ti.
Y duele más.

Tendencia al masoquismo sin látigos.
Tendencia a abrir cervezas
cuando a mí, las rubias, no.

No sé muy bien lo que digo cuando no hablo de ti,
carezco de sentido,
y sobrevivo.
Llevo días tumbada en la cama sin dormir, y empiezo a alucinar, 
no me lo tengáis en cuenta,
no pienso pagar.

Punto y aparte,
pero aparte, 
va todo junto,
y todo después de ti,
para esperar que sea después contigo.

Da igual,
mira,
hace calor
y yo
sigo
lloviendo (te).


martes, 11 de junio de 2013

Una historia que echar de menos.


Yo no quiero sentir nada por nadie – me digo-,
Como negando cualquier cosa que sienta por ti (me miento mucho).
He vuelto a la ciudad,
la que tanto nos ha hecho abrazarnos.
Y la misma que me ha jodido al soltarnos.
No sé dónde te metes, pero, 
por favor, no vayas a decírmelo.
Caminaré queriendo no encontrarte.
No te has ido, porque nunca has estado fuera,
y ahora estás demasiado dentro
como para no darme cuenta de lo lejos que te has quedado.

Te desearía lo mejor,
pero sé que lo vas a rechazar.
Adorno mi habitación con pedazos nuestros,
sí, nuestros,
de lo que nunca hemos llegado a ser.

Esto es una pesadilla.
Me quiero desperar,
para poder soñar.

Déjame hablar de tu pelo,
de esa medida que se nos cuela en medio,
de esa sonrisa que me ha delatado sin poderme mirar,
por dentro.
De esas tantas veces que he pensado en dejarlo todo,
por ti,
por tu “ven”.
Perdóname, no sé qué coño escriben los poetas,
no sé por qué ellos te conocen tan bien,
cuando yo a veces te desconozco,
y por eso, vuelvo a leer,
pequeño desastre de vida,
dulce muerte,
vuelvo a leerte.

Lo siento,
si miento;
no me dueles,
no lo vas a hacer,

pudiendo matarme.

domingo, 9 de junio de 2013

Por si la sed.



De repente un día,
pero de noche,
lo escribes.
Y me doy la vuelta, y me voy,
como quien se tira con más miedo que ganas.
Y bebo,
como si llevase toda la vida en tu desierto.
Me fui,
mientras esperaba sentada en frente de un paso de peatones que aparecieras.
Como si quiera verte y seguir fingiendo que no nos conocemos.
Parezco nueva.
“Apartate.”
Que ya sabes que puedo decir “adiós”
pensando en un “hasta pronto” cientos de veces.
Pero creo que a veces es al revés.
Y me da más vértigo.

Un día,
te acuerdas de otro,

y prefieres no escribir más.

miércoles, 5 de junio de 2013

— ¿Por qué no te alejas ya y dejas de pensar en ella?
— Porque la quiero. 
  


Estar sin ti, es como saltar al vacío,
pero con muchos más cristales en la caída.

No te alejes nunca del todo.
No dejes que te pierda.
Mátame con tus manos, apriétame muy fuerte.
Ven.
Yo te cuido.

domingo, 2 de junio de 2013

Todo lo que duele(s).

Imagina una ducha de agua fría,
pero por dentro.
Imagíname gritando a la pared
con ganas de que alguien me salve,
sabiendo que nadie, excepto tú, podría haberlo hecho.

Tendré que aprender,
aprender que está vez si será el final,
que no me olvidarás,
porque nunca me has recordado.
Y tengo que hacer la maleta,
para vaciarla,
y hacerme a la idea,
y deshacer todo lo demás.

Yo no encuentro nada sin ti,
y por eso, en nada me quedo.

De tantas ganas de dormir contigo,
me he quedado con ganas
y sin sueño.

Ojalá decir que eras tú,
y que siempre serás,
fuese una mentira de mi corazón,
que me estuviera engañando,
aún sabiendo que jamás,
que nunca,
y que siempre,
te querré a ti, como a nadie.

A veces un “lo siento”
es todo menos una disculpa.
Y lo siento,
y te siento.
Y me dueles,
y me hielo.
Y tú, me deshaces,
para no hacerme,
quizás
nunca
más.

Y yo no ser.


Me moriré de ganas de decirte que te voy a echar de menos.