lunes, 21 de octubre de 2013

Si tú disparas, se me cae todo.


Te he visto dejarte escribir y he pensado, que ojalá me dejes escribirte toda la vida.
Todos los libros que leo me hablan de ti.
Y ojalá el día que te des cuenta de todo lo que te quiero, no sea el mismo que tengas que decir “hay que ver lo que me querías.”

Si ves que no hago mucho ruido es que sigo caminando de puntillas, para no romperme más. Bastante hemos tenido. Que tú, eres como un roto en el pantalón, justo en la entre pierna. Y no vas a dejar de serlo por muy cachonda que me pongas.
Pero también eres cielo, y ojalá no te nubles nunca.

Que cocinar sin tener con qué, es como vivir sin respirar, o lo que es lo mismo; sin ti.

Mi amor, que el tiempo no cura nada, pero se lo lleva todo.
Que las salas de espera se hacen menos tristes si no esperas sola.
Y te llevo esperando media vida.

¿Te falta mucho?

Ya vale, joder.
Ya vale de jodernos.



Después, si tienes un rato más, sigo contándote.  




viernes, 11 de octubre de 2013

Octubre.


Has entrado sin avisar a punto de dejarme con las cartas encima de la mesa,
para pedirte en silencio que salgas por esa puerta.
Y que la cierres,
déjala bien cerrada.
No vamos a esperar que caiga la última hoja,
yo ya las he arrancado todas.

Comprendo tú dolor, tú también me has dolido antes.

Y dejo de preguntarme por qué me miras así,
todo lo que no odias es a ella.

He intentado convencerme tantas veces de que no te quiero,
que se me han acumulado y ahora te quiero el doble.
Tanto que hasta dueles.
Tanto
que
basta.
Dueles.

Cada vez que miro al cielo, me arrepiento de no saber cómo mirarte de con otros ojos, con otra cara, otra boca, otro cuerpo, otras formas. De no mirarte siempre desde cerca y tener que mirarte desde aquí. Y tú ahí arriba disimulando. Como si no pensáramos siempre en el principio de un libro antes de escribirlo, como si no nos gustarán los felices trágicos más que ninguno. Menos mal que contigo no quiero finales. Y que ni si quiera he pensado el principio; comenzaste sin más.
Y ojalá más.
Ojalá te tenga, y me tengas, entre manos y entre las costuras.

Que tienes razón: nunca tengo bastante. De ti.