lunes, 13 de abril de 2015

'No sé qué decir, nunca creí en Dios.'


Llevo tres vidas escribiendo un suicidio y no conozco peor metáfora de una cárcel.
Llevo media hora detrás de otra media hora que venía detrás de un montón de horas, echándote de menos por despiste, buscando pistas para volver a tu ciudad.
21 años cagándome en la puta,
Queriendo huir,
Matar a los políticos,
Besarte,
Morirme,
Joder, otra vez.
He vuelto a beber pensado en tus labios, he vuelto a correr, como si te corrieras tú
y quisiera alcanzarte.
Me he perdido
y te he encontrado.
He pensado en mudarme mil veces, y ninguna era verdad
Pero ahora tú.
Y yo.
Nosotras.

He conseguido mirarte sin querer, y quererte sin mirar,
Sin manos,
Sin hostia
Sin luz al final del túnel.
Contigo no me hace falta.

Escribo torcido.
Vivo cuesto abajo.
Lo cierto es que desde que no escribo hago fotos al tiempo, a ver sí así, de una puta vez, me salen tus palabras haciendo malabares,
y vuelves, volando, con esas alas de musa de nadie,
por ser mía.
Perdóname por morir cada vez que no te tengo,
Por la desgana de seguir
Por la soga a medias
Por la silla mal puesta
Por la falta de luz
Perdóname,
pero sobretodo no me perdones,
pues no tengo perdón de Dios y ni si quiera confío en que exista.

He vuelto a escribir otra vez del puto tema del amor
Igual de esta salgo contigo, con vida
pero no veo el túnel, amor… no veo la hora de salir con vida,
espero que no quiera quedarse sola mucho tiempo.




Te echo de menos.