jueves, 23 de mayo de 2013

Pena, de muerte.


Pestañeo lentamente para declararme en muerte. 
Caigo empicada, 
en mí, 
por todos. 
Escribo como si cada letra se me clavase entre pecho y garganta, con las dudas entre las piernas. 
Da igual la distancia cuando vives encerrada.
Todas las líneas hablan de despedidas y de ausencias. Y sigo sin llevarme bien con ellas, así que tan bien no lo debo estar haciendo. 
Qué sabréis vosotros, si mi sueño jamás ha dormido conmigo, y vosotros os pasáis los días en las nubes.
No tengo metas, ni esperas válidas, ningún intento me está valiendo la pena. 
Maldigo todos los silencios que hacen ruido, como si pudiera dejar atrás un pájaro su nido nada más nacer,
comenzar a vivir es darse cuenta de que puedes morir,
y querer hacerlo, 
sólo es una forma de pedir a gritos que te salven,
cuando nadie quiere hacerlo.
Estoy llorando al borde de la nada, porque no me he movido y sigo con ese puto miedo a todo lo conocido.
Estoy viva,
pero ni sana,
ni salva.

lunes, 20 de mayo de 2013

Aún no nos han visto follar.


Estamos hechos de historias, sean mentiras, o sean verdad. Y anoche, antes de dormir, se escribió una historia con punto y final, no lo dudes, aunque cualquier final, pueda tener otro comienzo, nunca hay dos iguales, ni duran tanto, ni tan poco.                                   
                                                                Duras de más en mí.

Me quedo con tu letra, la mayor de cualquier cuento. 
Los imposibles a punta de pistola y todas esas flores.
Claro que no sé de poesía, tú te la has llevado toda.
Y claro que no sé vivir, pero sé de vida.
Se me da tan bien sonreír a desconocidas...
como enamorarme para dejar que me rompan.
Porque vivir, es sentir que alguien está muriendo, 
aunque ese alguien seas tú misma.
Me pido perdón por todo, 
por olvidarme.
Me pido perdón, 
sobretodo
por no saber cómo acercarme
a mí.

Y la solución la puedes tener tú,
me enamoré de tus letras, 
y ya imaginaba qué eras,
y ahora te escribo,
te miro, 
y lo confirmo.
Eres inmortal.

viernes, 17 de mayo de 2013

Declaración de (des)amor.



Son los frenazos, por dentro,
por fuera, a dos pasos.
Las rayadas por las noches,
las lágrimas hasta perder,
desde haber perdido.
No tengo fuerzas,
no de ti,
de tu dolor.
Te escondo en cada paréntesis como si quiera recordarte,
y aún así, sobrevivo a todo.
Aunque no te vea, ni te sienta, aunque no hace falta que me digas que no habrá próxima vez,
te espero,
como se esperan las causas perdidas,
en la cama,
cada noche,
por si las lágrimas.
Como quien no quiere darse por vencida,
pero ya lo ha hecho.
Como quien huye acercándose.
Quien no tiene miedo porque ya lo ha agotado todo.

Mi amor, te escribo desde el desamor, que sé lo que es, y no dejes de hacérmelo. Que tus mentiras a medias envenenan mi sangre a destiempo, como tu saliva aún recorriendo mi cuerpo (por dentro).
Que no te echaré de menos
(y otras mentiras).
Por que ya sé que desde que yo, tú no has cambiado.
Siento haberme creído hasta lo que no decías,
siento haberte sentido... no sabes cuánto.
Y ojalá nunca te duelan como tú de mal,
ojalá nunca sientas
y no dejes que te sientan.
Llámalo como quieras, 
pero llámalo.

Pero si acaso, alguna vez, te acuerdas de mí,
por favor, recuerda, que yo, te quise (y en presente), cómo jamás te querrá quién más te haya marcado. 

lunes, 13 de mayo de 2013

"La historia de tu espera."


No es el punto muerto lo que me da miedo, lo que me da miedo es no saber qué hacer al intentar vivir, al arrancar. A la mierda eso de adecuarse a la velocidad que indiquen las señales.

Tú eres el mayor peligro y ni de cerca te alcanzo. 

Me llevas. La putada es que lo haces sin querer.
Quién pudiera salvarte de todo sin que al otro lado tengas una voz de muerte.
Ya no sé qué hago suplicando que vuelvas, que te quedes un rato conmigo, que me hagas renacer. Para luego matarme. Y eso, es verdad, me matas tan bien que me quedaría vivir en tu infierno. Pero no puedes encerrar a un pájaro entre papel durante tanto tiempo, no puedo contigo sin mí, ni conmigo sin ti.
Tus manos son un tesoro intocable (para mí), pero son tantas caricias para otras, que espero que nunca dejen de hacértelo, para que no dejes de reír tan fuerte que casi quiera echarme a llorar.
Mi amor, no sé escribirte todo lo que siento, porque dueles incluso a dos metros, y eso, me quita hasta la respiración, ¿cómo no te vas a llevar mi inspiración cada vez que pestañeas? Que no sé mirarte con los ojos abiertos, porque te conté las pestañas y me hablaron de lo que haces a escondidas, de lo que tú nunca cuentas. Imagínate el miedo, pero cumpliéndose. Imagina no poder tocar nada sin hostiarte tú primero. Por supuesto que no estoy muerta, pero sé lo que es querer hacerlo, llámalo X, llámalo absurdo, pero sobretodo llámalo ir por la calle buscándote  es decir, llámalo esperanza (la poca que me queda), y arráncamela de cuajo, quizás así duela menos, quizá duela más y me despierte. Quizá, mi vida.. quizá sea todo un cuento, de esos que lees muchas veces hasta saberlos de memoria, fingiendo aburrirte, cuando lo que estás deseando es volver a empezar.
No paso página, no porque ocupes seis, ni siete, es que estás escrita hasta en la portada. Eres un libro entero, pequeña, el más bonito y jodido libro que pasará por mi vida.

Y perdóname, perdóname por llamarte "vida" y luego decir que mi vida es pura tontería, puro no saber qué hacer con ella, porque tú no tienes nada que ver con eso, mejor serás mi "muerte", porque te espero sentada, querida.


jueves, 9 de mayo de 2013

Y ahí estás tú.


Justo en el medio de todo lo que no sé explicar. En el jodido rincón más profundo. Y qué vértigo me da mirarte, pensarte, o regalarte cualquier frase. No sé hasta que punto voy a (no) decirte te echo de menos. Que yo pienso en ti más que en la poesía, porque poesía es todo lo que dices. Ya sé que no escribirte no es más que una forma de no hacerme ni puto caso a mí misma. Que por mí, saldría corriendo, y joder si te haría corre(te) a ti también. Y es que no sé qué hago cada dos por tres dejando que me quiten las razones de querer seguir en esto. Mi amor, no dejes nunca de querer, aunque no sea a mí, pero quiere bien, que no dejen de hacértelo a ti tampoco.

Te pienso de lado, boca arriba, boca abajo.
Con los ojos cerrados, con los ojos abiertos.
Con los sueños jodidos, con los sueños cansados.
Con cinco vasos por olvidarte, y pocos por recordarte.
Que no soy yo desde que no bebo de tu boca,
desde que no (te) fumo.
Te pienso sin mí,
y doy en el clavo,
y doy en la herida,
y sangro.
Vaya si sangro...
Y ojalá me digas lo que nos queda.
Ojalá te vistan de azul.
Pero lejos.
Guarda bien mi corazón,
últimamente pasa mucho frío,
pero devuélvemelo pronto,
que ya sé que me lo van a volver a robar,
pero ojalá se sepan quedar.


Algún día...                                                          

           

                                                                                   algún día te vas del todo, vida.


sábado, 4 de mayo de 2013

No fue y no lo quiero.




Imaginaba esta distancia desde tres pasos más abajo.
Doscientos cincuenta latidos y tú sigues ahí.
Te va a hacer reír, 
y a mí,
no sé,
me olvida(s).
Qué poeta me lo iba a decir,
que no quería hacerme caso
y me rompí.
Algún día te señalaré
en qué frase
me mataste.
Algún día te miraré
y lloraré por mí.
Me queda buscar el vals,
para que no lo entiendas,
y me olvide de ti.
Que no fueron ni una, ni dios,
ni tres...
Y habría querido más. 
Esa es la mayor de las putadas.






La distancia más larga entre dos personas, es otra en medio. Fin.
- Irene X.