domingo, 8 de diciembre de 2013

Perdóname, a veces te me escapas.



Me enamoré de ti mucho antes de que te atrevieras a pedirme que no lo hiciera,
me bebí lo intentos,
me maté en todas las palabras que no he tenido valor decirte. Porque te lo he dado todo.
Me perdí más de diez minutos antes de que te fueras
y me fui por rota
y por idiota.
Mucho antes que por poeta.

Y eso que eres musa, porque dueles,
y ojalá nunca dejes de complicarme la vida sólo porque quieras quedarte.
Hazme sangrar, que sepa que no estamos tan muertos,
hazme feliz, que aún te puedo ver bailar,
invítame a olvidar,
que ya sé que las copas son fáciles de pagar.


Que ya sé que dices que esto no es amor,
pero también que no mientes,
y las he conocido con las marcas de tus dientes,
y han conocido tus manos sin tener ni puta idea de nada.
Dime, ¿quién tendría cojones a enamorarse después de todo? Y que no nos quede nada.

Y a la mierda los “quédate”, que llegan días de frío y aún no sé donde meterme
y ojalá sea en ti
y ojalá no quieras irte.

Tienes los ojos de quien sabe que lo dejaría todo, con un puto “ven”. Si no te das cuenta es porque no quieres,
o porque no amas, que es lo mismo.

Te quiero, como no volvería a querer en mucho tiempo si te fueras. Te quiero, como si me creyese todo lo que dices, pero al revés.
Y es que, lo único que sé que quiero en la vida lleva tu nombre y tus apellidos.


No sé nada del amor para toda la vida, pero estaría matándome en tus labios el resto de mi vida.


domingo, 24 de noviembre de 2013

Aquí tienes tu desastre.


No me valen las palabras que esconden mentiras a medias por placer. O por lo que quiera que seas, para quién.
Y muero en el intento de sentirme menos puente, con la de agua que me has hecho tirar.
No me uses, que yo ya no sirvo para nada.


No me da miedo cambiar los papeles, lo que me da miedo es que me cambies el corazón. Pero ojalá te quedes el mío y no me lo devuelvas. Bastante he tenido ya.

Voy a salir con cara de no volver a quererte, pero con pensamiento de no saber cómo dejar de hacerlo. No te lo tienes merecido.

Me he pasado horas leyendo libros intentando dejar de ver como cómplices a lo que tú llamas zorras. Imposible.
Imposible, te escribo.

Mi corazón en un papel arrugado que ya no quiere volver a estar entre tus manos. A bastantes fondos lo has lanzado ya.
Mis manos no son más que un montón de frío que ya no quieren sentirte.
Mi cabeza va a explotar.
Y la rabia es una zorra que quiere que meta la pata hasta el final.

Que cuando alguien te quiere cuenta contigo antes de contarte mentiras. Y cuando no, le cuentan a otras lo que más tarde te va a romper igual.


Qué mal me quedas para lo bien que te vas.

Estoy demasiado rota como para no sangrar, pero tranquila, nos vamos a morir igual.



'Si tú te tiras; yo me tiro al resto. Y si no, también.'


martes, 5 de noviembre de 2013

Qué no pasas. Pregunto.


Te he visto pasar por Gran Vía esta mañana, vestida de flores, con la miada en un punto fijo que se hace más y más borroso por momentos. Como nuestra historia cuando decides que hoy no te piensas mover de la cama, que te quedas a morir. Muy lejos.
Me he visto ir por el espejo, tan sola como nunca, y he visto el invierno venir pegando voces, recordándome que no estoy sola, pero que voy se seguir sintiéndolo así. Que es peor, joder, que es una putada.
Me he ido, claro que me he ido, como el perro que decide escapar hacia donde no quiere sólo porque se ha perdido, desorientado porque no llueve y no tiene reflejo en el que mirarse, y no he encontrado peor soledad que cuando una no se tiene a sí misma. Y se cae.

No nos encontramos, ¿nos estábamos buscando ya?

Hoy he vuelto a pensar en ti, como cada mañana. Algo estarás haciendo bien. Y algo mal, amor, no vayamos a cantar victoria, que no me sé esa puta canción.

Mira, pasa lo siguiente: Que no pasas.
Que hoy me he pateado Gran Vía y no has pasado, y no he visto ni una puta flor, ni un mínimo resquicio de paz, ni un abrazo, una discusión a medias, ni si quiera un polvo sin final feliz. Sin final, que no quiero.

Tú ganas; no he pasado por Gran Vía.
Te miento, porque no me han pagado nunca por hacerlo, y porque si estuvieses mirándome a los ojos, no sabría dónde mirar ni dónde mentirte que no te haya besado ya.

Veo venir el invierno, mi amor, pero, ¿de quién?



lunes, 21 de octubre de 2013

Si tú disparas, se me cae todo.


Te he visto dejarte escribir y he pensado, que ojalá me dejes escribirte toda la vida.
Todos los libros que leo me hablan de ti.
Y ojalá el día que te des cuenta de todo lo que te quiero, no sea el mismo que tengas que decir “hay que ver lo que me querías.”

Si ves que no hago mucho ruido es que sigo caminando de puntillas, para no romperme más. Bastante hemos tenido. Que tú, eres como un roto en el pantalón, justo en la entre pierna. Y no vas a dejar de serlo por muy cachonda que me pongas.
Pero también eres cielo, y ojalá no te nubles nunca.

Que cocinar sin tener con qué, es como vivir sin respirar, o lo que es lo mismo; sin ti.

Mi amor, que el tiempo no cura nada, pero se lo lleva todo.
Que las salas de espera se hacen menos tristes si no esperas sola.
Y te llevo esperando media vida.

¿Te falta mucho?

Ya vale, joder.
Ya vale de jodernos.



Después, si tienes un rato más, sigo contándote.  




viernes, 11 de octubre de 2013

Octubre.


Has entrado sin avisar a punto de dejarme con las cartas encima de la mesa,
para pedirte en silencio que salgas por esa puerta.
Y que la cierres,
déjala bien cerrada.
No vamos a esperar que caiga la última hoja,
yo ya las he arrancado todas.

Comprendo tú dolor, tú también me has dolido antes.

Y dejo de preguntarme por qué me miras así,
todo lo que no odias es a ella.

He intentado convencerme tantas veces de que no te quiero,
que se me han acumulado y ahora te quiero el doble.
Tanto que hasta dueles.
Tanto
que
basta.
Dueles.

Cada vez que miro al cielo, me arrepiento de no saber cómo mirarte de con otros ojos, con otra cara, otra boca, otro cuerpo, otras formas. De no mirarte siempre desde cerca y tener que mirarte desde aquí. Y tú ahí arriba disimulando. Como si no pensáramos siempre en el principio de un libro antes de escribirlo, como si no nos gustarán los felices trágicos más que ninguno. Menos mal que contigo no quiero finales. Y que ni si quiera he pensado el principio; comenzaste sin más.
Y ojalá más.
Ojalá te tenga, y me tengas, entre manos y entre las costuras.

Que tienes razón: nunca tengo bastante. De ti.

miércoles, 18 de septiembre de 2013

Duerme, que es tarde.


Cada vez que me cruzo con una chica triste, me quedo un rato más frente al espejo.
Qué fea es la tristeza cuando no la puedo mirar contigo al lado.

Estamos todos tan acojonados que el camino fácil es enfadarse y morirse. Como el que tira una piedra y le caen 100 encima. Así, mi vida.


No sé cuánto cuesta la felicidad, pero a mí me están dejando toda la tristeza. Lo demás, es de más. Y a todo le estamos dando tanta importancia que no sé cómo voy a salir de esta.
Ciudad.

Te estoy poniendo de todos los colores.
Y me sigues pareciendo igual de gilipollas.
Aunque la vida se vista de seda, zorra se queda.

Hasta aquí. Y un poco más allá me sigo echando muchísimo de menos.

Soy colilla en un cenicero que lleva años sin vaciarse.
Quién se ha atrevido a pintarme de gris la vida para que no levante cabeza.
Tengo el humo en los ojos, y así es imposible que dejar de llorar.

Tengo tanto tiempo que me sigue pareciendo que es tarde para no estar muertos.
La única forma de pasar de todo es dejar que te pasen por encima. Y que sea un tren.
Pero, ¿quién iba a recoger los pedazos?
Por ahora sólo tengo roto el corazón y nadie es capaz de acercarse, no vaya a ser que quiera que se quede. 
De todo lo demás, ni hablamos. Yo tampoco lo he encontrado nunca.

Te estoy pidiendo que me salves. Ya sé que no tienes ni idea de cómo.
Ojalá salvarse a uno mismo no fuese una forma más de estarse torturando por no saber cómo.

Amor, yo ya vivo en tu ciudad. Ya sé que no me has visto. Tranquila, yo tampoco sé dónde mirar.

Me deseo lo mejor. Pero sé que no te voy a tener.



martes, 17 de septiembre de 2013

Suspensos de vida.


Imagina despertarte con un objeto de 1000 toneladas bloqueando la salida. Quedarte quieta del pánico, y no saber si llorar o correr a estamparte contra cualquier muro que te encierra.

Tengo demasiados sueños sin cumplir como para no querer morirme.

Cuando lo que pasa es que no pasa nada, respiro esperando ahogarme.

Soy un precipicio de cristal que ya estaba roto antes de derrumbarse. Lo triste es que nadie quiera pegar las piezas por miedo a cortarse o por miedo a que no encajen del todo. Miedo. Siempre es miedo.
Tranquilos, el daño sólo voy a sufrirlo yo.

Soy tiempo,
encerrado. Encerrada como una presa que sabe que cumplirá cadena perpetua. Con una herida terrible en la vida.
Ya no te hablo de corazón, hace tiempo que sé que no late bien, y no me importa.
No seré yo quien sea demasiado para alguien.
No soy. Nada.
No estoy segura de encajar, pero me desencajo cuando queráis.
Entended que no quiera vivir. Así.
Vosotros sabéis haceros notar demasiado bien como para no sentir el cuchillo. Sacármelo empujando más fuerte, que retroceder es de tontos.

Soy un cuadro que nadie se atreve a pintar, y guarda el boceto en un servilleta de cualquier bar.
Soy quien siempre espera lo que sabe que no va a llegar.
Deja de intentar subirme al cielo, y bájamelo, que no quiero volver a romperme.

Soy un intento de fuga, pero sin billete de ida.
Soy mil veces vuelta, sin saber cómo empezar.
Soy, por eso dejo de ser cada vez que no miro al cruzar.
Soy la chica que se para delante de un semáforo en verde para que los coches sigan pasando. Nunca por encima.
Soy hundimiento de un terreno sin construir.
Y sobre todo, chica triste, y sobre nada, yo.


No intentéis entenderme. Ojalá nunca nadie sepa por lo que estoy no pasando.




martes, 10 de septiembre de 2013

Roma no arderá, pero sí la cama.

El frío joderá, pero nosotras vamos a jodernos más fuerte.



Te voy a dar tanta guerra como orgasmos,
y voy a perder la cuenta queriendo(te),
y tú, por imbécil.
Vamos a volver a empezar,
sin dejar que se escape demasiado el silencio.

Ya me tragué el orgullo, ahora quiero tragarme todo el agua que llevas dentro.
Lamerte las heridas hasta que desaparezcan y tenga que volver a hacértelas a mordiscos, 
y repetir el proceso,
de comerte,
y dejar por ti un camino de besos.

Voy a chuparte el sueño como si te estuvieras derritiendo.

Te voy a llevar de la mano hasta la cama, y voy a jugar con las mías hasta que no puedas ni mirarme a la cara.

Voy a meterte la lengua en el centro del planeta que eres,
y a darte vueltas hasta que se entere el último coche que pise tu ciudad.

Vas a tiritar de ganas, y voy a hacer que te tiemblen las piernas.

Voy a follarte con y sin amor,
con y sin porros,
con y sin alcohol,
con y sin sol,
con y sin música,
con y sin lluvia,
sin ropa.

Voy a atarte y a ajustarte las cuentas de punta a punta
hasta que lo sepa todo el bloque;
tú vas a ser mía.

Voy a ponerme de rodillas sin necesidad de pedirte nada,
y te voy a dar en todo.

Vamos a echar a corrernos tantas veces como lo hemos pensado y no nos va a sobrar ni faltar una sola.
Tranquila, pienso ir muy despacio.

En algún te vi sentarte, y pensé en abrirte las piernas con la punta de la lengua.
En algún momento vas a caer,
y yo estaré encima.

No te preocupes, mi amor, voy a dejar que me hagas lo que quieras, sobretodo tuya.


Roma no arde porque no quieres, guapa.





jueves, 5 de septiembre de 2013

Me haces cosquillas en el corazón.


Antes del momento en que empiece todo, ya estoy pidiendo que no termine,
que no termines.
Que no te acabes nunca,
y que pueda seguir subiendo y bajando por ti,
sin cansarme y sin que te canses.

Eres lo más bonito que he soñado en la vida,
y aquí me ves;
haciendo planes contigo para que luego hagas con ellos lo que te venga en gana.
Y ojalá te vengan muchas ganas de golpe,
y nos choquemos las dos a carcajadas.
Contra el mundo o contra la pared, lo que quieras, vida.

Prometo cuidarte y sólo hacerte mucho ruido cuando quieras fiesta.

Podría escribirte en una servilleta hasta que se gasten todas,
pero no sé cómo explicarte todo lo que tiemblo. Todo lo que te tiemblo.
Tú sigue haciendo tuyo mi tiempo,
y ya encontraremos todas las cosas que estábamos buscando.

No me pidas que beba, porque te beberé,
como si estar borracha de ti no me hiciera olvidar por dos,
como si la resaca no fuera a hacerme daño.

Ojalá Septiembre sepa darme planes tan bien como tú,
ojalá sepa a ti,
y que nadie tenga cojones a decirme que otra vez no,
porque me dan vértigo los números.


Quiero que sepas que te tengo presente. Que te tengo, presente.
Ya veremos qué pasa con el futuro.

Que no creo en las medias tintas,
aunque el bolígrafo escriba igual de bien.
Aunque me dan miedo las prisas,
pero más miedo me da no saber a dónde cojones me lleva el suelo que pisas.

Me doy vértigo hasta yo,
y eso, que aún no me he levatado del todo,
por si decides tumbarte conmigo en la cama.

Porque después de todo, no hay nada.
Y nunca, sólo va a ser una putada.

Quédate,
joder...
quédate conmigo.



sábado, 31 de agosto de 2013

No fumes.


No le niegues a la vida tus labios,
no me robes otra vez para olvidarte lo que te has llevado.

No te quedes en la cama,
ni dormida, ni de piedra.
No me fumes.

No fumes en un bar con terraza,
ni fumes en la terraza más alta de la ciudad.

No fumes los cigarros que te regalan,
no fumes sin preguntar.

No fumes cuando vayas agarrada de mi mano,
no fumes al soltarme.

No fumes con tu camiseta favorita,
ni con todas las demás.

No fumes para relajarte,
ni si quiera para ver el humo pasar.

No fumes,
no bebas,
no beses.
no folles,
no hagas el amor.

Y hasta entonces escribe estas letras
pensando en lo contrarío, mi amor.


No vivas; muérete despacio sonriendo muy deprisa.

Y fuma.



jueves, 29 de agosto de 2013

Soñar con soñar.


Aprendí a andar sin tener ni puta idea de hablar,
ahora que hablo cada vez que voy a levantarme.
Hay que salir corriendo más veces sin avisar.

Se han atrevido a quitarme el derecho de soñar más horas de las que te cuento.
Ojo por ojo.
Abierto.

Me han robado las ganas de vivir tantas veces que ya no busco culpables; tengo demasiados.

Aunque tampoco me hace falta seguir latiendo para darme cuenta de que el mundo va a seguir igual,
y yo voy a seguir tan a partes distintas que a veces se me olvida llamar a la puerta antes de entrar,
de tal fallo, tal hostia.

Me han quitado el derecho a elegir,
y yo sigo eligiendo al amor algo torcido,
por no sé qué de que tu boca y tú,
y algo de la felicidad.
Hazme caso,
lo que te parezca,
y lo que sea.


He escuchado levantar el tono de voz por encima de un orgasmo,
y eso sí que es delito.
Algo folla.

Mira si son terribles, que casi me escondo debajo de tu cama, porque en la mía ya no estoy sana ni salva.

Te echo 24.
Y van a seguir sin tener ni puta idea de por qué elegí ése número.

Ojalá no tener miedo a una máquina que te lleva a una vida por segundo, y que te acelera en 2 curvas.
Ojalá no saber nada de golpes,
ni de llorar de madrugada,
pero qué bonito nos queda el insomnio.
Ojalá tirarlo todo por la ventana,
y que justo debajo esté tú ciudad.
Ojalá no nos cansemos nunca.
Ni de soñar.


Voy a guardar todo el rencor; no me importa si vienen a buscarlo.





viernes, 23 de agosto de 2013

Quédate, que acierte.


Tengo la habitación llena de olores de sueños desconocidos,
y un montón de conocidos contándome su sueño.
Y el mío acercándose a ti, tanto, que tengo miedo de cortarme, 
con lo rotas que estás.

Todos los pájaros de mi cabeza hacen que el mundo me pida que te deje marchar,
pero nadie ha tenido cojones de enseñarte a volar,
tranquila, voy a hacerlo como nadie te ha sabido follar.

Se han atrevido a señalarme de risa,
y ni si quiera me han dejado fumar.
Pero espero que me echen
en papeles preciosos,
que me ayuden a dejar de echarte de menos.

Tengo una memoria de pez que me impide recordar todo lo que no guardo bien y decide marcharse por causas que desconozco. Pero tranquila, jamás me olvidaré de quererte; te tengo guardada hasta el último pétalo.

Una noche decidiste que no nos quedáramos hasta tarde,
pero yo sigo quedándome contigo, siempre.

Septiembre va a ser, preciosa. Precioso.
Y no va a haber mejor poesía entre mis manos que tú.
Pienso esperarte bajo tu ventana a riesgo de correrme sin saber dónde vives,
me quedaré, lo prometo.
Voy a hacer de ti una estación infinita,
y no voy a querer ver ni un sólo tren más,
ni si quiera una variación de temperatura que no hayas causado tú.
Mi amor, va a tener que joderse el frío cuando te vea llegar a la puerta de cualquier bar,
y va a tener que joderse el mundo cuanto diga, que por fin, eres felicidad.
Que ya sabes que mi tristeza siempre será tuya,
con todas las deudas que debas saldar.
Menos mal que me dejaste en números rojos y pude volver a empezar,
en ti.
Aunque decidas ponerle algún día un puto final.




Llega ya, que estoy apunto de decirte que no aguanto más mientras me enseñan cómo hacer volar a un pez muerto.




lunes, 19 de agosto de 2013

Con este calor, amor...



Hoy he despertado con el corazón manchado de “ojalá”,
y me ha dolido cómo el saber algo que nunca llegará.
No hace falta que diga menos,
sólo quiero tener algo que no sepa,
y descubrirlo lo suficientemente tarde cómo para no poderlo parar,
ya no hay sitio en el que quepa
no hay sitio que no se rompa conmigo y todos estos pedazos.

Empicada hacía la muerte.
O hacía la vida.
Lo cierto es, que a veces lo confundo.

No hay nada peor que decir la verdad y que no te crean.
Que si no confían, genial,
la putada es no poder demostrar lo equivocados que van.

Tengo la suficiente fuerza como para no tener fuerzas nunca más.

No hay quien acepte que quiera morir para ser eternidad en tu ciudad,
vayas donde vayas.

Qué putada no poder mezclar amoniaco y lejía,
qué putada que a estas alturas nadie me haya tirado el corazón a la basura,
qué putada que nadie quiera apretar el gatillo.
Pero es que es tan bonito pensar “la muerte está cerca”,
y tan jodido volver a respirar,
que, no sé cómo cojones voy a poder volar.

Pero por favor, vuele o no,
quédate, joder,

qué
da
te.

Que no sabes lo jodido que resulta escuchar una vez más “no sé lo que quiero”.
Cómo si lo que estuviera haciendo fuera pedir un “te”,
y tú, como quien oye llover.





miércoles, 7 de agosto de 2013

An - dadas.



Mira, no sé cómo voy a explicarte que los poetas son menos poetas cuando tú no me miras,
que los reencuentros no me saben a nada si no son contigo,
que las despedidas me saben “te echo de menos” a los dos segundos si son de ti,
que no tengo ni puta idea de cómo quedar a alguien sin palabras 
pero llega la poeta y lo hace por mí.

Que el miedo es un hijo de puta que puede con todos 
si le dejas,
pero yo pienso cuidar de ti 
si me dejas,
y matarlo con los mismas ganas con las que un día lloraste.


Todas las historias de las cuales me han hablado son mentira desde que tú y yo las sabemos,
todos los cuentos están hechos para hacernos reír,
y toda la poesía para que nos corramos en ella.
Por los ojos,
por el corazón
o por los abismos de piel.
Dónde mejor se escuchen.

Casi se me olvida decir qué sueño,
no sabes cuánto (te) sueño,
ni lo mucho que me impide dormir.

Querer es un manojo de nervios y cien vuelcos de corazón y giros de tuercas, más de mil suspiros y quedarte sin palabras en mitad de cualquier sonrisa. 
Pero claro, qué iba a saber yo sin eso.


Un día me desperté y ya no estabas,
y desde entonces si si quiera cuento,
ni 
si 
quiera 
es-
pero,
ni
si
quiera
quiere
por
si
quiero.

Y dicen que se desvela por las noche la Luna y quiere saber todo lo que llevas,
a cuestas o a cuentas,
pero ojalá sigas contando conmigo,
hazlo bien, anda.
Que no soporto un día más sin el sol que haces,
sin la boca que deshaces,
y sin que al fin, la música, sepa como bailar para ti y no al revés.


Para hacer un buen regalo debe ser algo que la otra persona no se atreva a comprarse, algo que no sea de uso rutinario, algo... especial.
No sé, creo que deberían regalarme a alguien cómo tú, porque yo jamás te compraría. 



viernes, 2 de agosto de 2013

¿De qué pie me muero?



La infelicidad es la ausencia de tu voz en cualquier persona o tiempo.
De la felicidad ni hablamos,
simplemente sería besarte,
pero para eso tendrías que volver,
y está todo jodido.

¿Qué tal?
Yo sigo con los Domingos todos los días de la semana,
y las resacas cada vez que me da por beberme tus recuerdos.
Y aún sigue habiendo flores que preguntan por ti,
pulseras que no saben cómo quedarse porque dicen que también echan de menos tu piel.
Sigo teniendo el corazón sin propiedad,
y aún hay gente que se pelea por romperlo.
Tengo las toallas colgadas de los sueños,
porque con pañuelos ya no me seco bien.

Te tengo entre clavícula y clavícula
y te quedas entre los versos.
Ojalá encontrarte y no tiritar de ganas de encontrar las palabras adecuadas,
que no sabes cuánto jode ir de puntillas para que no escuches cómo me rompo.

¿Has pensado ya dónde vas a volver de vacaciones?
Yo tengo pensado visitarte,
no mires,
que hablo en sueños, vida.
Me han hablado de la playa por la noche,
y he tenido miedo de ir porque no estabas.
Ojalá estuvieses aquí para apartar todos mis miedos,
mi pelo cada vez que te beso,
y decirme lo harta que estás de que nos pare el flequillo en mitad del mejor.
Perdóname,
pero no sé cantar sin verte en las canciones.


¿Y toda esa gente?
Están dejando el vaso encima de la mesa,
y la mesa los deja a ellos por debajo,
para ver como se acarician,
Se quieren, dicen.
Menuda gilipollez, ¿verdad? 
Quererse por debajo de una mesa pudiendo quererte a ti por encima de todo el mundo.

Estás de sus partes,
hasta el coño.
Dime, ¿esos ojos a qué hora brillan?
Y, ¿A qué hora llueve tu pelo?


¿Sigues despertándote tarde?
Joder, normal, yo tampoco podría soltarte antes.
Por tu parte, sigo despertándome con el píe con el que muero.
Dime tú a cuál has apuntado primero.
Hoy duérmete tarde,
yo sigo haciéndolo por escribirte y borrarme una y otra vez.



No llego tarde y aún así, me voy.
Sólo una pregunta más...
¿Vives o te viven?


Sonríe mucho, y sigue dejando huellas en los sueños de ojos abiertos.
Por aquí sigues lloviendo.



martes, 23 de julio de 2013

Me, tras, paso.


No hacia falta imaginar. Me subí sin saber muy bien en qué punto de la ciudad tenía que parar. Sólo sabía que ninguna parada te tendría a ti esperando. Ni si quiera las calles.
Nada,
pero no había mar.

Casi me pierdo, pero resulta, que cuando no te da miedo, simplemente te encuentras.
Se trataba de jugar a odiar todo por pensar que se trataba del lugar,
pero se trata de ti, y yo sólo tenía que aprender a olvidar,
a echar de menos.
Pero me torcí y lo eché todo de más.

Podría ser la excusa perfecta de cada Martes, salir a buscarme por las calles, perderme cuando quiera llegar a casa, y seguir pensando que estoy en cualquier parte mejor.
Pero cualquier parte no te tiene a ti. Y ya dudo que eso sea una putada.





Y hasta ahí puedo leerme.  


jueves, 18 de julio de 2013

No tengo arreglo, puedes tirarme.


Una vida escrita en un libro no me vale para contar todo el dolor que cabe,
que no cabe más porque rebosa,
que duele,
no sabes cuánto,
ni cómo,
ni por qué.

Nunca visitaré París,
nunca me quedaré con esta vida
sin quedarme primero con mi muerte.

Libros cerrados de punta a punta,
ojos con mares disparando,
por no acertar en esta jaula,
por no querer más
porque no se puede,
por querer, quisiera no querer nada,
y he acabado no queriéndome.

Así que, normal; yo tampoco me quedaría en mi vida si pudiera irme.

Ya sé que estorbo en cualquier parte,
que no sé más de lo que no quiero ver,
que no veo más,
porque quiero echar a correr.


Ni consuelo, ni abrazo, ni besos, ni noches, ni días.

No queda nada.


jueves, 11 de julio de 2013

Te tengo, en todos los textos.

Primero míralo;



Ya he mirado atentamente tu nuca
con ganas de quedarme susurrando.

Las palmas de mis manos te han pedido
a gritos
mi corazón,
y estaba en las tuyas.
Y aún puedo escribirte
para acariciarte por sorpresa.


No dejes que nadie te diga que no mereces la pena,
si no,
llorarte tanto,
de qué.

Ojalá pueda ser yo quien te bese muy fuerte en la frente.

Hay una canción que no deja de repetirme que “hoy también te echo de menos”,
acuérdate
de
corazón,
acuérdate de mi,
acuérdate de que contigo las copas saben mejor,
y las calles son más bonitas,
y las noches menos tristes,
y las cervezas hasta saben bien,
así que, por favor, no se te ocurra morirte nunca.

Yo te seguiré leyendo con las ganas,
y quedándome,
por si vuelves.



Tal vez nunca deje de acordarme de ti. 


martes, 9 de julio de 2013

“Y tú buscando mariposas.”


Te estoy escribiendo cómo fijando los manos en algo,
como si quiera decirte que a las enfermedades hay quien las baila desnuda,
que las cicatrices que son bonitas,
que hay sueños que se cumplen,
que mudo de piel y de ciudad cualquier día.

Y es que, no sé por qué se empeñan las putas carreteras en abrir heridas,
tenía que haberme quedado en tu ciudad contando las colillas de nuestros porros,
y no estar tan triste en pleno verano.
Mira, hace un calor que te vives,
y yo sigo temblando sin nadie que me dé la mano.

Hay quién aún no sabe dar abrazos a distancia,
pero yo te los dibujo,
y si quieres, puedes mirar; te los estoy escribiendo,
despacio.

Perdóname, nunca he sabido muy bien cómo hacer esto,
sólo quiero que no sepas nunca de tristeza en ti,
pero que sepas que estoy,
triste, o contenta.
Tenemos tantas cosas pendientes que no sé cuándo cojones piensan caernos. No sé si me explico.

No sé tú, pero yo veo un porro y me río antes de fumármelo,
y cualquier día me presento con un vestido de flores, para que me líes cuando estemos tan fumadas que no sepamos que hay flores que no marchitan, ni se fuman, que no son amarillas, ni rojas, que son del color de un esparrago, y de una malva.
Joder qué poco poeta estoy, pero, ¿de qué no sonríes?



Cuídate. Pero sin despedirte. Y mejórate. Pero sin cambiar.



Beso y abrazos, y más besos y más abrazos. Y un super porro, bonita.




sábado, 6 de julio de 2013

Mini cuento para despertarse.


Tengo algo en el corazón. No, no me duele. Pero está tan profundo que casi me atrevería a decir que de amor alguien tiene que haber muerto, aunque sea para que por fin, les lleven flores.
Es el centro aunque yo no siga atenta. Me quita cualquier intento de sentir, y a la vez me da todos los movimiento a los que alguien con sentimiento de culpa tiene que enfrentarse. Yo no he hecho nada más que creer. Pero ni si quiera creo en cerrar heridas vacías, y cuando cierran con alguien dentro, pueden reabrirla en cualquier momento, que ni si quiera somos dueños de nuestra propia herida, que no hay cicatrices; hay partes.
Es una sensación horrible de tristeza constante y de soledad. Soledad en la que te quieres quedar, pos si vuelve. Joder, quién me iba a decir a mí que mi corazón no fuese mío.

¿A caso puede alguien pedalear en una corriente de sangre? 
¿De qué valen los kilómetros si nadie te espera? 
¿De qué vale la espera si nadie piensa hacer kilómetros por ti?
No hay vuelta atrás, ni lo espero; me voy.

No sé, mira no necesito un psicólogo que me analice; yo ya sé lo que me pasa. No pasa nada, y ese es el problema.  

Bastante tenemos con segurir escribiendo cosas que no.




domingo, 30 de junio de 2013

Lo siento, no cura.


No es tiempo. Ni aire. Ni nubes. Ni noche. Ni luz. Ni estar. Ni quedarse. Ni un suspiro. Ni dos.
No son pasos. Ni baile. Ni echar a correr. Ni correrse. Ni respirar. Ni dejar de hacer.
No eres olvido. Ni lo peor. Ni lo mejor. Ni querer salir. Ni querer entrar. Ni querer.
Es quererte y no poder dejar de hacerlo.  Ni saber cómo hablar de ello.

Que nadie te enseña a conducir, porque coges un coche y no tienes ni puta idea de controlar.
Que te ponen límites de velocidad, y tú, valiente, con el corazón a 500, en dos besos.
Y no conozco peor despedida que volver a saludar con dos besos.
No nos enseñan a despedirnos, ni a aprender, pero nos quieren dar consejos que no tienen ni puta idea de nosotros.
Nos quieren matar pidiéndonos que no nos muramos.

Pero da igual todo, porque yo estaba de espaldas a ti, y no me hubiera importado seguir viviendo para esperarte. Hasta que el semáforo se pone en verde y eres tú quien sale corriendo(se) a otros brazos.

Nos quieren educar con libros cuando no tienen ni puta idea de educar al corazón, ni nosotros sabemos como dejar de rompernos en cada "adiós".

"Cuídate" sólo es otro forma de despedirte de alguien.
Pero, cuídate,
De nada. Ni se te ocurra darme las (des)gracias.



Lo has hecho fatal.



viernes, 28 de junio de 2013

19 días y 500 pesadillas.



No merece la pena,
por eso, espero que nunca esté triste.
No sé si me explico.

Y mientras,
yo sigo intentando aprender lo que hay detrás.

Juaquin, ha hablado de ti,
porque ya van 19 días,
pero yo no aprendo.


lunes, 24 de junio de 2013

Cuando duermes en silencio, puedo oírlo.

Voy a sonreír a esa zorra que llaman vida, que mira, sigo estando igual de triste, pero no vayas a decirme que estoy más guapa.


No sé los intentos que llevo para no escribirte tanto y tan mal,
pero da igual,
los he perdido,
y te he perdido,
porque esta partida ya estaba perdida mucho antes de empezar.
Pero perdóname hoy, que tengo los brazos llenos de heridas, y el corazón hecho añicos, y alguien dispuesto a recomponerlo, sin poder recomponer mis ojos primero.
No sé cuándo creeré en el amor,
quizás cuando las flores de plástico también marchiten.
No sé dónde hemos dejado las uniones,
pero las has roto todas,
menos mal que ha sido queriendo,
menos bien, la verdad.
Pero no te preocupes, sigo agarrando el volante muy fuerte en cada curva,
aunque siga frenando mucho después de lo que debo,
para luego no acelerar.

Que sí, que mi vida es un lío,
pero son dos,
y no me apetece explicarme.

No me da la gana de no sonreír, de mentira,
no hace falta ningún diagnostico,
no me sale de ninguna parte,
y mucho menos de ti.

Mira que he abrazado, y besado, y follado veces sin ti,
y aún así no aprenderé en la puta vida a quedarme.

Lo jodido de no esperar que nadie venga a buscarte,
es que quieres que quieran querer, pero no queriendo,
que es lo mismo que dejarlo todo al revés, pero mucho más complicado.

No os preocupéis, seguiré buscando al amor de mi vida en cualquier sección de objetos perdidos, en cualquier chica que beba mientras está pensando en salir fuera a fumarse un cigarro, en cualquier mano que vaya buscando cualquier otra, en unos ojos con los colores más bonitos de todo Madrid, Salamanca, o cualquier otra ciudad con chicas que escriban cosas bonitas.

Puedes sentarte a esperarme, este pájaro hace rato que volvió a ser un ciento volando.


Pienso tirar por la ventana todo el amor, que este verano hace tanto frío...