Tengo la habitación llena de olores de
sueños desconocidos,
y un montón de conocidos contándome
su sueño.
Y el mío acercándose a ti, tanto, que
tengo miedo de cortarme,
con lo rotas que estás.
con lo rotas que estás.
Todos los pájaros de mi cabeza hacen
que el mundo me pida que te deje marchar,
pero nadie ha tenido cojones de
enseñarte a volar,
tranquila, voy a hacerlo como nadie te
ha sabido follar.
Se han atrevido a señalarme de risa,
y ni si quiera me han dejado fumar.
Pero espero que me echen
en papeles preciosos,
que me ayuden a dejar de echarte de
menos.
Tengo una memoria de pez que me impide
recordar todo lo que no guardo bien y decide marcharse por causas que
desconozco. Pero tranquila, jamás me olvidaré de quererte; te tengo
guardada hasta el último pétalo.
Una noche decidiste que no nos
quedáramos hasta tarde,
pero yo sigo quedándome contigo,
siempre.
Septiembre va a ser, preciosa.
Precioso.
Y no va a haber mejor poesía entre mis
manos que tú.
Pienso esperarte bajo tu ventana a
riesgo de correrme sin saber dónde vives,
me quedaré, lo prometo.
Voy a hacer de ti una estación
infinita,
y no voy a querer ver ni un sólo tren
más,
ni si quiera una variación de
temperatura que no hayas causado tú.
Mi amor, va a tener que joderse el frío
cuando te vea llegar a la puerta de cualquier bar,
y va a tener que joderse el mundo
cuanto diga, que por fin, eres felicidad.
Que ya sabes que mi tristeza siempre
será tuya,
con todas las deudas que debas saldar.
Menos mal que me dejaste en números
rojos y pude volver a empezar,
en ti.
Aunque decidas ponerle algún día un
puto final.
Llega ya, que estoy apunto de decirte
que no aguanto más mientras me enseñan cómo hacer volar a un pez
muerto.
No hay comentarios:
Publicar un comentario