jueves, 29 de agosto de 2013

Soñar con soñar.


Aprendí a andar sin tener ni puta idea de hablar,
ahora que hablo cada vez que voy a levantarme.
Hay que salir corriendo más veces sin avisar.

Se han atrevido a quitarme el derecho de soñar más horas de las que te cuento.
Ojo por ojo.
Abierto.

Me han robado las ganas de vivir tantas veces que ya no busco culpables; tengo demasiados.

Aunque tampoco me hace falta seguir latiendo para darme cuenta de que el mundo va a seguir igual,
y yo voy a seguir tan a partes distintas que a veces se me olvida llamar a la puerta antes de entrar,
de tal fallo, tal hostia.

Me han quitado el derecho a elegir,
y yo sigo eligiendo al amor algo torcido,
por no sé qué de que tu boca y tú,
y algo de la felicidad.
Hazme caso,
lo que te parezca,
y lo que sea.


He escuchado levantar el tono de voz por encima de un orgasmo,
y eso sí que es delito.
Algo folla.

Mira si son terribles, que casi me escondo debajo de tu cama, porque en la mía ya no estoy sana ni salva.

Te echo 24.
Y van a seguir sin tener ni puta idea de por qué elegí ése número.

Ojalá no tener miedo a una máquina que te lleva a una vida por segundo, y que te acelera en 2 curvas.
Ojalá no saber nada de golpes,
ni de llorar de madrugada,
pero qué bonito nos queda el insomnio.
Ojalá tirarlo todo por la ventana,
y que justo debajo esté tú ciudad.
Ojalá no nos cansemos nunca.
Ni de soñar.


Voy a guardar todo el rencor; no me importa si vienen a buscarlo.





No hay comentarios:

Publicar un comentario