viernes, 2 de agosto de 2013

¿De qué pie me muero?



La infelicidad es la ausencia de tu voz en cualquier persona o tiempo.
De la felicidad ni hablamos,
simplemente sería besarte,
pero para eso tendrías que volver,
y está todo jodido.

¿Qué tal?
Yo sigo con los Domingos todos los días de la semana,
y las resacas cada vez que me da por beberme tus recuerdos.
Y aún sigue habiendo flores que preguntan por ti,
pulseras que no saben cómo quedarse porque dicen que también echan de menos tu piel.
Sigo teniendo el corazón sin propiedad,
y aún hay gente que se pelea por romperlo.
Tengo las toallas colgadas de los sueños,
porque con pañuelos ya no me seco bien.

Te tengo entre clavícula y clavícula
y te quedas entre los versos.
Ojalá encontrarte y no tiritar de ganas de encontrar las palabras adecuadas,
que no sabes cuánto jode ir de puntillas para que no escuches cómo me rompo.

¿Has pensado ya dónde vas a volver de vacaciones?
Yo tengo pensado visitarte,
no mires,
que hablo en sueños, vida.
Me han hablado de la playa por la noche,
y he tenido miedo de ir porque no estabas.
Ojalá estuvieses aquí para apartar todos mis miedos,
mi pelo cada vez que te beso,
y decirme lo harta que estás de que nos pare el flequillo en mitad del mejor.
Perdóname,
pero no sé cantar sin verte en las canciones.


¿Y toda esa gente?
Están dejando el vaso encima de la mesa,
y la mesa los deja a ellos por debajo,
para ver como se acarician,
Se quieren, dicen.
Menuda gilipollez, ¿verdad? 
Quererse por debajo de una mesa pudiendo quererte a ti por encima de todo el mundo.

Estás de sus partes,
hasta el coño.
Dime, ¿esos ojos a qué hora brillan?
Y, ¿A qué hora llueve tu pelo?


¿Sigues despertándote tarde?
Joder, normal, yo tampoco podría soltarte antes.
Por tu parte, sigo despertándome con el píe con el que muero.
Dime tú a cuál has apuntado primero.
Hoy duérmete tarde,
yo sigo haciéndolo por escribirte y borrarme una y otra vez.



No llego tarde y aún así, me voy.
Sólo una pregunta más...
¿Vives o te viven?


Sonríe mucho, y sigue dejando huellas en los sueños de ojos abiertos.
Por aquí sigues lloviendo.



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