martes, 23 de julio de 2013

Me, tras, paso.


No hacia falta imaginar. Me subí sin saber muy bien en qué punto de la ciudad tenía que parar. Sólo sabía que ninguna parada te tendría a ti esperando. Ni si quiera las calles.
Nada,
pero no había mar.

Casi me pierdo, pero resulta, que cuando no te da miedo, simplemente te encuentras.
Se trataba de jugar a odiar todo por pensar que se trataba del lugar,
pero se trata de ti, y yo sólo tenía que aprender a olvidar,
a echar de menos.
Pero me torcí y lo eché todo de más.

Podría ser la excusa perfecta de cada Martes, salir a buscarme por las calles, perderme cuando quiera llegar a casa, y seguir pensando que estoy en cualquier parte mejor.
Pero cualquier parte no te tiene a ti. Y ya dudo que eso sea una putada.





Y hasta ahí puedo leerme.  


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