martes, 9 de julio de 2013

“Y tú buscando mariposas.”


Te estoy escribiendo cómo fijando los manos en algo,
como si quiera decirte que a las enfermedades hay quien las baila desnuda,
que las cicatrices que son bonitas,
que hay sueños que se cumplen,
que mudo de piel y de ciudad cualquier día.

Y es que, no sé por qué se empeñan las putas carreteras en abrir heridas,
tenía que haberme quedado en tu ciudad contando las colillas de nuestros porros,
y no estar tan triste en pleno verano.
Mira, hace un calor que te vives,
y yo sigo temblando sin nadie que me dé la mano.

Hay quién aún no sabe dar abrazos a distancia,
pero yo te los dibujo,
y si quieres, puedes mirar; te los estoy escribiendo,
despacio.

Perdóname, nunca he sabido muy bien cómo hacer esto,
sólo quiero que no sepas nunca de tristeza en ti,
pero que sepas que estoy,
triste, o contenta.
Tenemos tantas cosas pendientes que no sé cuándo cojones piensan caernos. No sé si me explico.

No sé tú, pero yo veo un porro y me río antes de fumármelo,
y cualquier día me presento con un vestido de flores, para que me líes cuando estemos tan fumadas que no sepamos que hay flores que no marchitan, ni se fuman, que no son amarillas, ni rojas, que son del color de un esparrago, y de una malva.
Joder qué poco poeta estoy, pero, ¿de qué no sonríes?



Cuídate. Pero sin despedirte. Y mejórate. Pero sin cambiar.



Beso y abrazos, y más besos y más abrazos. Y un super porro, bonita.




No hay comentarios:

Publicar un comentario