Tengo algo en el corazón. No, no me
duele. Pero está tan profundo que casi me atrevería a decir que de
amor alguien tiene que haber muerto, aunque sea para que por fin, les lleven flores.
Es el centro aunque yo no siga atenta. Me quita
cualquier intento de sentir, y a la vez me da todos los movimiento a
los que alguien con sentimiento de culpa tiene que enfrentarse. Yo no
he hecho nada más que creer. Pero ni si quiera creo en cerrar
heridas vacías, y cuando cierran con alguien dentro, pueden reabrirla en cualquier momento, que ni si quiera
somos dueños de nuestra propia herida, que no hay cicatrices; hay
partes.
Es una sensación horrible de tristeza
constante y de soledad. Soledad en la que te quieres quedar, pos si
vuelve. Joder, quién me iba a decir a mí que mi corazón no fuese mío.
¿A caso puede alguien pedalear en una
corriente de sangre?
¿De qué valen los kilómetros si nadie te
espera?
¿De qué vale la espera si nadie piensa hacer kilómetros por ti?
No hay vuelta atrás, ni lo espero; me voy.
¿De qué vale la espera si nadie piensa hacer kilómetros por ti?
No hay vuelta atrás, ni lo espero; me voy.
No sé, mira no necesito un psicólogo
que me analice; yo ya sé lo que me pasa. No pasa nada, y ese es el
problema.
Bastante tenemos con segurir escribiendo cosas que no.
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