Llevo tres vidas
escribiendo un suicidio y no conozco peor metáfora de una cárcel.
Llevo media
hora detrás de otra media hora que venía detrás de un montón de horas,
echándote de menos por despiste, buscando pistas para volver a tu ciudad.
21 años cagándome
en la puta,
Queriendo huir,
Matar a los
políticos,
Besarte,
Morirme,
Joder, otra
vez.
He vuelto a
beber pensado en tus labios, he vuelto a correr, como si te corrieras tú
y quisiera
alcanzarte.
Me he perdido
y te he
encontrado.
He pensado en
mudarme mil veces, y ninguna era verdad
Pero ahora
tú.
Y yo.
Nosotras.
He conseguido
mirarte sin querer, y quererte sin mirar,
Sin manos,
Sin hostia
Sin luz al
final del túnel.
Contigo no me
hace falta.
Escribo torcido.
Vivo cuesto
abajo.
Lo cierto es
que desde que no escribo hago fotos al tiempo, a ver sí así, de una puta vez,
me salen tus palabras haciendo malabares,
y vuelves, volando,
con esas alas de musa de nadie,
por ser mía.
Perdóname por
morir cada vez que no te tengo,
Por la
desgana de seguir
Por la soga a
medias
Por la silla
mal puesta
Por la falta
de luz
Perdóname,
pero sobretodo
no me perdones,
pues no tengo
perdón de Dios y ni si quiera confío en que exista.
He vuelto a escribir
otra vez del puto tema del amor
Igual de esta
salgo contigo, con vida
pero no veo
el túnel, amor… no veo la hora de salir con vida,
espero que no
quiera quedarse sola mucho tiempo.
Te echo de menos.
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