lunes, 2 de junio de 2014

Té, quiero.



Te quiero.
Pero no ese modo que esconde dos mentiras, diecisiete excusas y ninguna llamada.

Te quiero,
como me gustaría no haberlo hecho nunca.
Con el miedo que provocas,
con tus más

y tus más

y tus más

justo antes de tus menos.

Y mis más,

por tus manos.

Tus alas,
y mi insomnio,
tus copas de más
y mi falda de menos
cuando menos
menos
menos
das
menos
espero.

Te quiero,
como si no lo hubiera hecho nunca antes,
como la última vez,
como la salida sin emergencia,
como la emergencia sin salida.

Te quiero más que a las flores,
y menos que mañana.

Como a mi libro favorito
cuando aún no lo he empezado y ya pienso en cómo hacer que no acabe.

Te quiero,
porque pudiendo no hacerlo, lo hago,
porque haciéndolo siento que no puedo dejar de hacerlo,
porque sin dejar de hacerlo no puedo irme
sin ti,
porque sin ti, las horas son una película en la que aprieto los ojos
y contigo los abro
para no verla,
y sólo mirarte a ti.

Te quiero,
porque no he encontrado forma de dejar de hacerlo,
no pienses que no puedo,
no puedo por pensar,
y si lo pienso, me muero.

Te quiero besar.

No me pidas que te lo explique,
de verdad que puedo.




No hay comentarios:

Publicar un comentario