domingo, 21 de enero de 2018

Una palabra, dos acciones.

Intransigible es todo lo que me toca cuando tú no. Intransigible es es número de kilómetros de mi casa a la tuya. Intransigible es el trayecto que no estamos haciendo ahora, y que soñamos. Intransigible es la ausencia de saciedad. Intransigible es una palabra larguísima que no me lleva hasta ti.

Después de todo lo que otros se empeñaron en esconder, vengo dispuesta a enseñarte todos mis rincones, vengo a vestirme de rojo cereza y a fingir que hasta ahora, no sabía bailar.
Después de todo lo que nos han prometido, vengo a pedirte que cuando la música pare de sonar, vengas a besarme.
Vengo a descifrarte el comodín indescifrable del silencio, vengo a colmar los vasos con vino, para que seas tú la boca que me calma el vaso.
Vengo a llorar asustada el desaliento de quien quiso alumbrar una escena olvidando la importancia de los demás intérpretes.
Vengo a subirme al escenario, dormida y despierta, con los bolsillos colmados de dinero para que en los próximos años nadie se ría públicamente.
Vengo a que nos demanden por intromisión.
Vengo a que se muestre nuestra boda en los telediarios.
Vengo sobre todo, para que se muerdan la lengua aquellos que juraron que ya se acabaría el juego. Para enseñarles las rodillas y que entiendan que no hay seriedad en lo serio.
Vengo para aclarar el significado de la palabra intransigible, señalando a todos los que jamás sabrán lo que tenían delante.

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