jueves, 25 de abril de 2013
Capítulos de ti.
Eres las páginas de un libro que solo tú sabes cómo va a acabar.
Y aquí me tienes, leyéndote, y cortándome de vez en cuando al intentar pasar página.
No es la historia de nunca acabar, es la historia de nunca haber empezado. Me dejas ser sólo a medias.
Me sujetas con tus manos frágiles, ocupadas. Como quien intenta girar el pomo de una puerta sosteniendo unas cuantas botellas de vodka barato. Y yo sigo esperando a que abras del todo, por ver si decides quedarte. Algún día, un rato más, cinco minutos (no me despiertes de golpe).
Tengo ovillos de lana en sustitución del cerebro. Se deshilachan, se hacen nudos, y cada nudo forma tu nombre. Y se muerden por los extremos, y lloran, se retuercen, tiemblan. Están agilipollándome de ti.
Apágame un ratito cuando te tenga cerca, sería más fácil así que imaginar en qué (quién) estarás pensando que no sea yo, más fácil que ver cómo le dedicas cada gesto a otra. Pero no tardes en encenderme con un beso. O dos. O tres. O los que quieras.
Sé que estoy viva por que me matas. Eres la peor droga; la más adictiva e ilegal.
Me salen carreteras por los ojos, y se inundan de pensarte. Ya no saben cómo parar en cada "stop".
Ahora dime tú qué debo hacer si no soy yo la que te va a acompañar a ese concierto, ni la que va a dormir esa noche contigo. Soy de esas que no todas recomiendan. Así que, dime tú, dime que no soy para ti, porque tú eres tanto y yo me estoy quedando en muy poco.
Vas a ser el estudio al que más tiempo voy a dedicar. Vas a ser la asignatura que más me va a doler suspender.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario