domingo, 7 de abril de 2013

Tengo algo para ti:



Tenía que haber revisado tu tristeza antes, y a lo mejor es que no sé.
Vengo a que me dediques unos minutos y me leas. Ponte la sonrisa.
Mejor vamos a otro lado, que tú ya no estás cerca.

Pensé que podía permitirme renunciar a ti por otras cosas que no tengo ni idea de lo que son, y yo sólo sé que quiero estar cerca de ti.
Hay más de cien mujeres que se enamorarían de ti, las muy cabronas.

Me gusta tu cara, tu cara en todos los momentos. Y me gustas tú. Aunque duelas, a destiempo. Que sé que no quieres y eso es lo mismo que hace que me olvide. No sé si me explico.

Volviste en pleno Diciembre, y yo sigo con las ideas congeladas. Me has causado tantas tormentas, que me ha empezado a gustar que llueva. No me gusta perder, pero yo por ti pierdo hasta el habla. Es cierto, nunca he sido demasiado callada.
Tira los dados, que los tengo trucados para salir siempre yo y ver como tú les das la vuelta. Y sonríes. Te salvaría, pero es que no puedo ni quiero cambiarte. Eres un “tal para cual”, aunque no sepa quién es esa zorra de “cual” que siempre está en medio.
Ojalá el único daño que se atrevan a hacerte sea morderte muy fuerte.
Y te lo digo con el corazón en la mano, para que no se me escape y quiera huir sabiendo el miedo que me da imaginarte en otros brazos. (Pero shh, es un secreto, no lo vayas a gritar.)
Y eso que aún no te dejas mirar del todo bien, pero tranquila, que voy a seguir regalándote mi tiempo, aunque no sea lo que buscas, y tú sigas siendo lo que encuentro porque siempre he querido que sea así. No dejes nunca que me queje de ti, porque yo he aceptado tus términos y condiciones aún sabiendo que la letra pequeña me iba a doler.

Porque para mí no eres sólo Dicembre, ni Enero, ni Febrero, ni Marzo sumando tus primaveras, es que ya eres Abril, y quiero que te lo quedes, y que sigas siendo, aunque no seas. Creo que está vez no me explico.

Respiras otros cuerpos sin darte cuenta de que das más de respirar tú que cualquier otra.
Pero te entiendo, yo tampoco sé decir que no. Porque me puedes. Y te lo digo queriendo, y sin querer, porque a veces se me escapa y no quiero que te asustes; pero te echo de menos cada vez más y eso que cada vez estamos más cerca, y sin darnos cuenta.

Quédate todo mi calor, que luego querrá entrar el verano pisando fuerte. Como tú.


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