lunes, 5 de diciembre de 2016

Play.



Debería haber una canción para todo.
El día que nacemos debería sonar una melodía que nuestros padres nos enseñasen el día que por fin tengamos uso de razón, para poder desperdiciarla y volvernos locos.
El día que damos el primer beso, debería sonar otra que hable de la hostia que nos vamos a meter un tiempo después, para ir ya curaditos de espanto.
Cuando nos enamoramos por primera (y a veces única) vez, debería sonar algo así como la banda sonora de una película de terror. Dejaos de canciones cursis.
El día que nos atrevemos a llamar guapa a una chica, sin venir a cuento, sin necesidad de conocerse, debería sonar una canción estúpida que te advierta de que van a acusarte de desobediencia e infidelidad, quizá, pero la chica va a seguir siendo guapa y tú idiota, y además imbécil por pedir perdón.
Deberían existir canciones para medir el grado con el que vamos a pensar en follar hoy y con las ganas que nos vamos a quedar mañana.
Deberían programarse solas, así, con un chasquido, esa sería la magia, ¿Lo entiendes?
Debería sonar ahora mismo esa canción que canté una vez con una chica que no conocía casi nada, pero me dejó ver que hay canciones que son como tréboles de cuatro hojas.
Deberían aparecer en mi móvil todas esas canciones alegres que necesito escuchar cuando estoy en la mierda.
Debería sonar el día de nuestro funeral la favorita, ¿Quién no ha pensado alguna vez en morirse mientras sonaba una canción?
Deberíamos bailar todas las canciones que existen ahora que no sabemos cuánto va a durar la siguiente pista.
Dale al Play, yo hace tiempo que estoy lista.

No hay comentarios:

Publicar un comentario