La infelicidad es la ausencia de tu voz
en cualquier persona o tiempo.
De la felicidad ni hablamos,
simplemente sería besarte,
pero para eso tendrías que volver,
y está todo jodido.
¿Qué tal?
Yo sigo con los Domingos todos los días
de la semana,
y las resacas cada vez que me da por
beberme tus recuerdos.
Y aún sigue habiendo flores que
preguntan por ti,
pulseras que no saben cómo quedarse
porque dicen que también echan de menos tu piel.
Sigo teniendo el corazón sin
propiedad,
y aún hay gente que se pelea por
romperlo.
Tengo las toallas colgadas de los
sueños,
porque con pañuelos ya no me seco
bien.
Te tengo entre clavícula y clavícula
y te quedas entre los versos.
Ojalá encontrarte y no tiritar de
ganas de encontrar las palabras adecuadas,
que no sabes cuánto jode ir de
puntillas para que no escuches cómo me rompo.
¿Has pensado ya dónde vas a volver de
vacaciones?
Yo tengo pensado visitarte,
no mires,
que hablo en sueños, vida.
Me han hablado de la playa por la
noche,
y he tenido miedo de ir porque no
estabas.
Ojalá estuvieses aquí para apartar
todos mis miedos,
mi pelo cada vez que te beso,
y decirme lo harta que estás de que nos pare el flequillo en mitad del mejor.
Perdóname,
pero no sé cantar sin verte en las
canciones.
¿Y toda esa gente?
Están dejando el vaso encima de la
mesa,
y la mesa los deja a ellos por
debajo,
para ver como se acarician,
Se quieren, dicen.
Menuda gilipollez, ¿verdad?
Quererse
por debajo de una mesa pudiendo quererte a ti por encima de todo el
mundo.
Estás de sus partes,
hasta el coño.
Dime, ¿esos ojos a qué hora brillan?
Y, ¿A qué hora llueve tu pelo?
¿Sigues despertándote tarde?
Joder, normal, yo tampoco podría
soltarte antes.
Por tu parte, sigo despertándome con el píe con el que muero.
Dime tú a cuál has apuntado primero.
Hoy duérmete tarde,
yo sigo haciéndolo por escribirte y borrarme una y otra vez.
No llego tarde y aún así, me voy.
Sólo una pregunta más...
¿Vives o te viven?
Sonríe mucho, y sigue dejando huellas
en los sueños de ojos abiertos.
Por aquí sigues lloviendo.